Broche de oro festivo con ofertas 'gourmets' para los más sibaritas

La gastronomía ocupa un lugar preferente el último día de Vaquilla, reservada a los más exigentes.

En la peña El Puchero filetearon jamones y lacón para el aperitivo.
En la peña El Puchero filetearon jamones y lacón para el aperitivo.
Jorge Escudero

Marisco, jamón de Denominación de Origen, estofado de costillas y paellas, muchas paellas. Las comidas que las peñas reservan para poner el punto final a la Vaquilla son un canto al derroche. Todas gastan sus últimos recursos en una copiosa y, en muchos casos, exquisita oferta gastronómica, que este lunes comenzó con un vermú y prosiguió hasta el almuerzo del mediodía.

Mientras se disponían improvisadas mesas, acondicionadas con tablones y bancos corridos, a lo largo de plazas y calles, los más refinados daban los últimos toques a un aperitivo ‘gourmet’.

En el Puchero, haciendo gala del nombre de la peña, las preparaciones culinarias resultan básicas en el programa que ofertan a los socios. Y este lunes se pudo demostrar: un grupo de ocho hombres, con delantal y cuchillo en ristre, se afanaron en filetear cinco jamones y tres lacones, que prepararon con finas lonchas bañadas en aceite de oliva y pimentón de la Vera, a la manera de Galicia. "Para nosotros es ya una tradición –explicaba José Luis, investido provisionalmente como maestro de ceremonias gastronómicas–, primero preparamos un pica pica antes de la comida principal". Esta, con la paella como protagonista, fue elaborada por un cáterin, nada que ver con el trabajo que este lunes desarrollaron los hombres de la peña para filetear virutas de jamón. "Este ratico es el mejor para mí", proclamaba Bienve, a la sombra de una lona.

En el Despadre se inclinaron por un estofado de costillas al chilindrón, con verduras y hierbas aromáticas, que despertaba el apetito, incluso en la lejanía. Pepe Becerra, del cáterin Moli-mar, de Benicassím, es todo un clásico en las fiestas de la Vaquilla. "Venimos todos los años", aseguró el veterano cocinero, tras aclarar que las paellas, de las que son especialistas, han dado paso durante los últimos años a elaboraciones más novedosas. "Esto es lo último que hemos incorporado a nuestra oferta", dijo Becerra, quien aclaró que en esta preparación, que precisa de 150 kilos de costillas, participaron 4 personas.

La directiva de la peña El Despiste optó por la paella, que siempre triunfa, para la cual se utilizó un total de 150 kilos de arroz, distribuidos en 5 paelleras. "Las elaboramos con costilla y pollo, pero sin gluten –precisó Julián, el cocinero–; aptas para todo el público". Un chocolate puso la guinda al festín alimentario.

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