Música étnica y sonido electrónico para no pensar en el coso taurino

Las peñas que no pudieron entrar a la Merienda de la plaza de toros organizaron actos alternativos.

Verbena alternativa en El Chasco, con música electrónica y globos para animar la fiesta.
Verbena alternativa en El Chasco, con música electrónica y globos para animar la fiesta.
Jorge Escudero

Un revoltijo de sonidos musicales inundaba este domingo tarde la atmósfera turolense fuera de la plaza de toros. Las peñas que no pudieron entrar al coso por el reducido tamaño de este, se consolaron, como cada año, organizando en sus locales espectáculos alternativos que ofrecían desde canciones brasileñas a trepidantes ritmos urbanos, pasando por el pseudo flamenco o el karaoke sesentero. Y todo ello se mezclaba en el aire formando un barullo indefinible. Así, los peñistas lograron quitar de su mente la merienda en las gradas taurinas, donde la tradición manda dar buena cuenta de un regañao de jamón o sardina mientras las vaquillas corretean por el albero.

No lo pasaron nada mal los peñistas de El Puchero –instalados en la calle de Yagüe de Salas–, que, dejando a un lado la vergüenza, se lanzaron, micrófono en mano, a entonar, con música enlatada del grupo Mas Music, canciones de Concha Velasco y de Los Chunguitos. Menos activos estaban los de El Despadre, quienes, afectados por el bochorno de la tarde, sesteaban en sillas de plástico junto a las columnas dóricas de la Biblioteca, en la plaza del Seminario, esperando que un grupo de animación templara sus instrumentos y se arrancara con melodías cariocas.

Discomóviles

Las discomóviles imperaban en algunos locales, como en el de El Despiste –en la plaza de Fray Anselmo Polanco– donde decenas de peñistas ataviados con un sombrero mejicano de colores bailaban desenfrenados. Otros se lo trabajaban un poco más. Es el caso de Los Ultramarinos –en la ronda de Dámaso Torán–, con unos entregados cantantes bautizados Suel que intentaban que los peñistas se animaran a bailar con un espectáculo que incluía efectos especiales de fuegos artificiales.

En Los Sordos –en la céntrica plaza del Tremedal–, un mar de gente coreaba entusiasmada, brazos en alto, las canciones que ofrecía el DJ El Calvo, subido a un escenario del que salía tanto humo –en realidad vapor de agua– como para avisar a los bomberos. Al parecer, lo mejor estaba por venir, pues pasada la media noche la previsión era que actuara la incombustible María Jesús y su acordeón con sus ‘Pajaritos’.

El Chasco, sin embargo, se llevaba este domingo tarde la palma en el espectáculo musical. Esta peña, que ocupa hasta el último centímetro de la recoleta plaza de Goya, se desmelenaba viendo bailar a tres jóvenes del grupo Parapa Fest que hipnotizaban al público con su frenético ritmo de música ‘techno’. Hubo quien, no obstante, permanecía en un rincón un tanto resignado. "Esto, para mí, es una clase de inglés", decía con estoicismo un peñista que ya debió cumplir los 50. A pocos metros, un grupo de jóvenes venidos de la vecina Valencia ofrecía la cara opuesta. "Está genial; lo estamos pasando muy bien, como todos los años en los que acudimos a la Vaquilla", explicó uno de ellos, Guillem Carlo.

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