Baile de disfraces a pie de calle con ritmos de batucada

El desfile de peñistas, con trajes variopintos, se ha convertido en un acto insustituible para los turolenses.

Mujeres cisne
Mujeres cisne
Javier Escriche

La alcaldesa, Emma Buj, y el concejal de Fiestas, Javier Domingo, se multiplicaron este domingo como clones en el desfile de disfraces que vistió de colorido la tarde turolense. Varios cientos de peñistas del Ajo salieron a la calle con máscaras con las que reprodujeron los rostros de los dos políticos. A ritmo de batucada, los duplicados de las autoridades bailaron a pie de asfalto, entre el entusiasmo del público y de los propios implicados, que se tomaron la ocurrencia de los peñistas con gran sentido del humor.

Precisamente, la gracia y el ingenio no faltaron en el desfile de peñas, que se ha convertido en los últimos años en uno de los principales baluartes del programa de la Vaquilla. Con cada edición vaquillera aumenta la presencia de grupos que ironizan con sus escenificaciones sobre la actualidad social, mediática, la política o la vida cotidiana.

Entre los clásicos, no faltó el barco de Los Marinos, al que acompañó un grupo de hombres y mujeres con sombrillas japonesas para protegerse de los intensos rayos del sol, un complemento, sin embargo, algo disonante con el estilismo general de esta peña. No fue un problema; nadie apreció esa nota discordante en un escenario donde el esperpento se impuso sobre cualquier otra consideración.

El tono de chanza del desfile impregnó el ambiente y también a un público que no quiso perderse uno de los acontecimientos que va ganando enteros en cada edición festiva. Desde el Centro Histórico, donde partieron todas las peñas y grupos independientes con atuendos variopintos, hasta la plaza de toros, los participantes no cesaron en su intento de seguir el ritmo de la música de las charangas. "Carnaval, carnaval", cantó con un pequeño megáfono uno de los instrumentistas de la agrupación musical que animó los paseos callejeros de Los Que Faltaban. Junto a ellos, varios druidas con su marmita y cleopatras de ojos rasgados.

La cultura se hizo un hueco en el peculiar desfile de la mano de un conjunto de meninas que saltaron del cuadro para unirse a Velázquez. "Vamos de mininas", aclaraba Fina con humor a todo aquel que se acercó a contemplar su trabajado modelo. La historia bíblica también tuvo su espacio, con "El arcajo de Noé", como se pudo leer en el letrero que daba nombre a un arca desde donde asomaba el elegido para perpetuar la humanidad después del diluvio. Toros, insectos y pájaros barbudos revolotearon a su alrededor, tratando de introducirse en la caja con ruedas.

Vascos con boina

Hubo referencias patrióticas, si bien con un singular toque de ironía. Con un cartel en el que figuraba "Vascos daltónicos", un grupo de peñistas tocados con grandes boinas rojas, y aferrados a banderas británicas, exhibieron su peculiar sentido del humor al compás de ‘Cacao maravillao’. Mientras, una pareja de payasos románticos paseaba su amor cogida de la mano.

La temática espacial ganó por goleada, con varios grupos teatralizando escenas en las que el firmamento, y, sobre todo, personas caracterizadas de alienígenas, marcianos y demás fauna de la ficción literaria, destacaron en el microcosmos del desfile callejero.

Series de televisión, con personajes de la ‘Casa de papel’, conjuntos de música sesenteros, una docena de Mary Poppins, jugadores de la NBA, indias adolescentes, ratoncitos Mickey o animadoras con pelo en el pecho, tuvieron cabida en el singular baile de disfraces, con el Nuevo Viaducto como testigo privilegiado.

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