Reclaman ayudas para restaurar puentes históricos y convertirlos en atractivo turístico

Los ayuntamientos de Castelserás y Albalate del Arzobispo se dirigirán a la DGA para pedir financiación. La provincia posee casi cien de estas infraestructuras, muchas en mal estado

Javier García Calatrava, alcalde de Castelserás, con el puente al fondo.
Reclaman ayudas para restaurar puentes históricos y convertirlos en atractivo turístico
Heraldo

Ayuntamientos de la provincia de Teruel que tienen en su término municipal puentes singulares en mal estado se han puesto manos a la obra para conseguir ayudas que permitan restaurar estas infraestructuras y convertirlas en un atractivo turístico, si bien muchas de ellas ya reciben al año un buen número de visitantes debido a su valor histórico y su belleza arquitectónica.

Es el caso del Ayuntamiento de Castelserás que, tras declarar hace unos meses Bien de Interés Cultural Local el puente sobre el río Guadalope, prepara ahora la documentación para solicitar al Gobierno aragonés –propietario de la obra– los recursos económicos necesarios para frenar, lo más urgentemente posible, el deterioro de sus sillares y embellecer su imagen.

"El puente es muy significativo para nosotros y son muchos los turistas que se acercan a verlo", explica el alcalde de Castelserás, Javier García Calatrava. Levantado probablemente en el siglo XVII, la humedad está afectando gravemente a la piedra arenisca con que se construyó. Ya a mediados del siglo XX se empleó cemento para tapar algunas oquedades producidas en la sillería y un poco más tarde, en los 90, se colocó una barandilla de seguridad que ha afeado la estética de este puente cuyos vanos miden 20 metros de altura y que, como peculiaridad, posee capillas a ambos lados.

Farolas de los 70

También Albalate del Arzobispo quiere restaurar su puente sobre el río Martín. El alcalde de esta localidad, Antonio del Río, señala que en los años 70 del siglo pasado se añadieron barandillas que, si bien han cumplido su papel aportando seguridad, "no son acordes" con la construcción. Lo mismo ocurre con el alumbrado, a cargo de farolas con la estética imperante hace cinco décadas, que desentona con el puente.

"Queremos hablar con el Gobierno aragonés para ver qué podemos hacer", dice Del Río. "El puente –continúa– es uno de los elementos constructivos más destacados de Albalate del Arzobispo y los visitantes se fijan mucho en él; llama la atención por lo bonito que es y, además, forma parte de la historia de este pueblo".

La otra cara de la moneda la ofrecen aquellos puentes que han llegado a la actualidad en un aceptable estado de conservación o han sido ya restaurados. Aunque no todos son tan conocidos como el de Valderrobres sobre el río Matarraña –quizá el más antiguo de la provincia al datar de entre los siglos XIV y XV–, existen ejemplos de gran interés que proporcionan al municipio en el que se encuentran un nuevo aliciente turístico.

Así ocurre con el puente medieval de la Fonseca de Rubielos de Mora o el que en época califal se levantó en Linares de Mora. Este último fue restaurado hace cinco años en una actuación que la alcaldesa del municipio, Yolanda Sevilla, considera como "una de las mejores decisiones que ha tomado este Ayuntamiento". Según explica, "estaba a punto de desaparecer y ahora todos podemos disfrutar de la visión de esta construcción en su entorno".

Para Ángel Gracia, alcalde de Rubielos de Mora, el puente de la Fonseca, integrado en un paraje natural de gran valor con barrancos que desembocan en el Mijares, forma "parte imprescindible" del patrimonio histórico de este municipio y como tal "debe ser conservado".

Una exposición y una sección museística para crear conciencia patrimonial

A mediados del próximo mes de julio arranca en Rubielos de Mora una exposición fotográfica itinerante en torno al nacimiento de las carreteras que dedica un apartado muy especial a los puentes históricos que existen en la provincia de Teruel. Frente a los que se encuentran en buen estado, como ocurre, por ejemplo, con los de Miravete de la Sierra, Fortanete, Formiche Alto, Linares de Mora o Rubielos de Mora, otros muchos necesitan ser restaurados.

Los hay que están comidos, casi literalmente, por la vegetación, como el puente de La Miranda, en Belmonte de San José, o el del Monasterio del Olivar, en Estercuel. Otros soportan añadidos de época actual –barandillas, tuberías o alumbrado– que destrozan su imagen, como ocurre con los de Albalate del Arzobispo, Albentosa, Alcañiz, Aliaga, Castel de Cabra, Cuevas de Cañart o Huesa del Común.

En el Bajo Aragón, donde los puentes se construyeron con el tipo de piedra más abundante en la zona, la arenisca, que se erosiona fácilmente, varias de estas construcciones precisan de una restauración, como ocurre en Castelserás o Beceite.

El Museo de las Carreteras que el Ministerio de Fomento abrió recientemente en la capital turolense acaba de estrenar una sección que gira en torno a los puentes históricos de la provincia, todo ello con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia de este patrimonio en Teruel.


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