Los regantes piden financiación para las cuatro balsas pendientes en el Matarraña

Las infraestructuras hidráulicas permitirían regular el río y garantizar el agua para los regadíos de la zona. La experiencia de Valcomuna y La Trapa ha demostrado el éxito del sistema.

Un grupo de diputados visitó esta semana las balsas de Valcomuna y La Trapa.
Un grupo de diputados visitó esta semana las balsas de Valcomuna y La Trapa.
Laura Quílez

Más de una década llevan esperando los regantes de la cuenca del Matarraña la construcción de las cuatro balsas laterales para regular el río. Un proyecto que se consensuó y se pactó en el denominado Acuerdo de La Fresneda de 2005 y que fue refrendado por la Comisión del Agua de Aragón en 2006. Sin embargo, el Gobierno Central sigue sin acometer estas infraestructuras pese a los buenos resultados de las dos balsas que actualmente están en servicio. Valcomuna y La Trapa aliviaron en gran medida la crónica falta de reservas hídricas de la cuenca y permiten una menor demanda de agua del embalse de Pena, además de ofrecer una opción de futuro al territorio para que los jóvenes se queden en sus pueblos apostando por la agricultura.

Antes de poner en marcha estas dos infraestructuras, el embalse de Pena acusaba un considerable bajón en el nivel de agua durante las campañas de riego. El pantano pasó de tener que efectuar 4 o 5 grandes desembalses durante el verano, a abastecer de un caudal suficiente para cubrir todas las necesidades de la cuenca durante la campaña de riegos. Por ello, actualmente, tan solo tiene que efectuar uno o dos grandes evacuaciones al año. El caudal, la duración y las fechas de las aperturas de compuertas están supeditados a la decisión del Sindicato Central de Regantes en consenso con la CHE.

Las cuatro infraestructuras que desde todos los organismos de la cuenca del Matarraña se demandan desde hace una década son Val de Beltrán, en Mazaleón; Val de la Figuera, en Torre del Compte; Comellares, en el río Tastavins; y la balsa de Serrat, ubicada en el término municipal de Cretas y que afectaría al Algars. En el caso de Figuera y Beltrán, ambos proyectos cuentan ya con todos los informes favorables de impacto ambiental. Juntas, almacenarían siete hectómetros cúbicos y costarían 14 y 26 millones de euros, respectivamente.

En el caso de Comellares y Serrat, que regularían 3 hectómetros cúbicos, continúa pendiente la aprobación del proyecto una década después. En el caso de la balsa del río Tastavins, lograría asegurar un caudal mínimo durante la época estival, vital para la agricultura, e incluso para el agua de boca de algunos municipios. A pesar de las grandes cantidades de agua que esporádicamente alcanza el río Tastavins, en los últimos años buena parte de su cauce ha permanecido prácticamente seco durante varios meses.

Pese a la experiencia exitosa de las dos balsas actualmente en servicio, las obras, dependientes del Ministerio de Agricultura, continúan sin financiación y tampoco han sido incluidas en los Presupuestos Generales pendientes aún de aprobación. Tomaron buena nota de ello en la visita que la Comisión de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Congreso de los Diputados llevó a cabo el miércoles a Maella. El objetivo era conocer las balsas ya existentes de la Trapa y la Valcomuna así como el sistema de riegos del Matarraña. Fueron invitados por la Junta Central de Usuarios del Río Matarraña y Afluentes, bajo la mediación del diputado de Podemos, Pedro Arrojo. Hubo representantes de las comunidades autónomas de Aragón, Valencia y Cataluña.

José María Puyol, presidente de la de la Junta Central de Usuarios de la Cuenca del Matarraña y Afluentes –entidad impulsora de este encuentro–, quien habló de los problemas de sequía que padecía la zona. "Hoy ya no existen gracias a las balsas de Valcomuna y La Trapa, pero tenemos que asegurarnos de que haya un futuro para las próximas generaciones", señaló Puyol. Además, reivindicó la construcción del resto de balsas proyectadas como una "solución eficaz" contra la despoblación de toda la cuenca.

Explicó que la experiencia del Matarraña ha demostrado que con 3,5 hectómetros en las balsas de La Trapa y Valcomuna se cumple la función que se pretendía asegurar con la presa de Torre del Compte.

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