Las restricciones por sequía se revisarán en una semana ante la subida del Arquillo al 50%

El Ayuntamiento de Teruel estudia levantar las restricciones al consumo de agua aplicadas desde octubre de 2017 ante la notable mejoría de la situación del pantano del Arquillo, la principal fuente de abastecimiento de la capital y que está ya al 50% de su capacidad. El embalse ha pasado en el último mes de una situación de emergencia por sequía a la de prealerta, gracias a las intensas precipitaciones registradas en marzo en la cabecera del río Guadalaviar.

El próximo viernes se celebrará un comité municipal de seguimiento de la sequía que abordará la suspensión total o parcial de las limitaciones al consumo en vigor: cierre de las fuentes públicas, restricción del riego en parques y jardines y suspensión del baldeo de calles.

El último informe de indicadores de sequía de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), con fecha de 31 de marzo, sitúa el volumen de agua del embalse en nivel amarillo o de «prealerta» frente al rojo o de «emergencia» que constaba en el informe del 28 de febrero. El dosier analiza 34 indicadores repartidos por toda la cuenca. Dos de ellos son la entrada de agua al Arquillo y el volumen embalsado, que desde el 1 de marzo hasta la actualidad ha subido desde un mínimo de 2,8 hectómetros cúbicos a 10,54, por encima de la mitad de la capacidad total, de 21,03 hectómetros.

El paso de la calificación de emergencia a la de prealerta tanto en las aportaciones del Guadalaviar –en emergencia desde principios de 2012– como en el volumen de agua embalsada supone una mejora de la situación de dos escalones –entre ambos niveles está el de alerta– en solo un mes. Si la situación sigue mejorando, el embalse podría entrar en el indicador verde o de normalidad.

El concejal delegado de Medio Ambiente, Julio Esteban, adelanta que el próximo viernes el comité de sequía «pondrá sobre la mesa» la posible cancelación de las restricciones aplicadas por el Ayuntamiento. Aclara, no obstante, que la prioridad es reanudar el riego de la vegetación de los parques y jardines, que empiezan a acusar la falta de agua.

Julio Esteban añade que la necesidad de riego en las zonas verdes urbanas es «imperiosa» para evitar la muerte de las plantas. Considera viable reanudar la irrigación habitual –ahora se utilizan, puntualmente, cisternas cargadas en una acequia– ante la notable subida del nivel del Arquillo. Advierte de que las necesidades de las plantas se incrementarán a medida que avance la primavera y aumenten las temperaturas. Recordó, además, que los meses de abril y mayo son tradicionalmente lluviosos en Teruel, lo que podría incrementar todavía más el agua embalsada.

Esteban aclara que el comité de sequía no tratará la modificación del reparto para abastecer a la ciudad desde pozos y desde el embalse al 50% por tratarse de una competencia de la CHJ. Esta distribución de la captación de recursos para el consumo de la capital se acordó en la Confederación en noviembre de 2017 ante la caída de las reservas del Arquillo, que en situaciones de normalidad cubre el 80% de las necesidades de la capital.

El Alfambra, seco

La mejora de la sequía no se extiende por igual a todo el ámbito de la CHJ en la provincia de Teruel. La estación de aforo del Alfambra a su paso por Villalba Alta sigue en situación de emergencia. Las lluvias de marzo fueron especialmente intensas en el borde occidental, según el resumen climatológico de la Agencia Estatal de Meteorología, con precipitaciones que superaron en algunos puntos el 300% respecto a la normalidad.

Sin embargo, en el centro y oriente de la provincia el volumen de lluvia fue decreciente, hasta quedarse en el sur de las comarcas del Matarraña y el Bajo Aragón así como en el este del Maestrazgo por debajo del 75% de la media, una situación que se repitió al norte de las Cuencas Mineras.