El Consorcio del aeropuerto de Teruel, organismo que gestiona la plataforma aeroportuaria turolense, acaba de adjudicar las últimas infraestructuras que permitirán la llegada de forma ocasional de pasajeros. Concretamente, tras su publicación en el Boletín Oficial de Aragón, el organismo ya puede contratar el suministro del equipamiento de seguridad, unas instalaciones que supondrán una inversión de 65.000 euros más IVA. Consistirán en un arco detector de metales, presupuestado en más de 5.000 euros; un equipo de rayos equis, por 29.000 euros, ambos adjudicados a la empresa Telecomunicación, Electrónica y Comunicación S. A., Tecosa; y un equipo detector de trazas, que permite localizar restos de explosivos y de drogas. De la instalación de este último se encargará la empresa Álava Ingenieros Telecom S. L. U., por 31.000 euros más IVA.

Este nuevo equipamiento supone un paso decisivo para que puedan operar desde el aeropuerto turolense vuelos privados de pasajeros o aeronaves de ejecutivo, como también se denominan a un tipo de aviones turborreactores con capacidad para un máximo de veinte pasajeros. Hay empresas interesadas en este modelo de transporte destinado a viajes puntuales de carácter turístico o de negocios, que, si bien su coste es mayor que el de los vuelos comerciales, se trata de medios de comunicación cada vez más competitivos y demandados.

Fibra óptica

Además de los equipos de seguridad, el Consorcio acaba de adjudicar, igualmente, la instalación de cableado de fibra óptica a la empresa Inabensa por un importe de 35.000 euros más IVA. Se trata de un tendido de 6 kilómetros de fibra que conectará el barrio pedáneo de Caudé con la plataforma aeroportuaria turolense. Está previsto que las conexiones estén operativas en el plazo de tres meses.

El director del complejo, Alejandro Ibrahim, consideraba indispensable esta nueva infraestructura para el aeropuerto, caracterizado por el notable crecimiento que está experimentando en sus cinco años de funcionamiento. «Hasta ahora operamos con un sistema de comunicaciones por videofrecuencia, pero la expansión del aeropuerto obliga a mejorar nuestras estructuras», explicaba el directivo, quien ha agregado que las nuevas líneas de negocio requieren eficaces procedimientos de comunicación.

Considera que tanto los materiales de seguridad como la fibra óptica contribuirán a hacer un complejo más versátil y competitivo.

Alejandro Ibrahim reconocía que a lo largo de su lustro de existencia, el aeropuerto está registrando un crecimiento exponencial. El año pasado se superaron los 4.000 despegues y aterrizajes de aeronaves de diferentes tipologías, pero las previsiones para 2018 son todavía mejores, según apuntaba el director. «Al ritmo que vamos, creemos que estaremos por encima de las 5.000 operaciones cuando termine el año», matizaba Ibrahim.

El crecimiento del aeropuerto, que celebrará su quinto aniversario a partir de la primavera con jornadas de puertas abiertas, ha impulsado la puesta en marcha de un proyecto de ampliación, que permitirá casi duplicar la capacidad de las instalaciones.

Está pendiente de licitarse la redacción de un proyecto que incluye la habilitación de una superficie de 20 hectáreas para incrementar la campa. Con esta actuación, el complejo, con capacidad como máximo para albergar 80 aviones, pasará a disponer de espacio adicional para 40 aeronaves más.

La nueva campa responde a una demanda de la empresa Tarmac, la principal concesionaria del aeropuerto de Teruel dedicada a labores de estacionamiento, mantenimiento y reciclado de aeronaves. En las instalaciones operan en la actualidad diez empresas, buena parte de ellas del ámbito de investigación y desarrollo que generan un centenar de puestos de trabajo.