Un movimiento en el viaducto de Torre de Arcas complica las obras de la N-232 en el Matarraña

Los operarios de la obra trabajan día y noche para subsanar los daños en el terreno y corregir los problemas estructurales

Imagen del viaducto de San Bernardo, en la N-232, actualmente en obras
Imagen del viaducto de San Bernardo, en la N-232, actualmente en obras
Javier de Luna

Un nuevo incidente se ha registrado en el desarrollo de las obras de la N-232 entre Ráfales y el límite con la provincia de Castellón.

Un desplazamiento de unos 9 centímetros en la estructura del viaducto de San Bernardo, en el término de Torre de Arcas, habría hecho mover la estructura del mismo varios centímetros, comprometiendo así la estabilidad del puente recientemente construido. A falta de que el Ministerio de Fomento facilite los datos técnicos de la incidencia, al parecer, varios movimientos de tierras habrían afectado inesperadamente a una de las vigas del viaducto, imposibilitando así su definitiva conclusión y puesta en marcha. Por ello, durante los últimos días la empresa adjudicataria está trabajando día y noche en la estabilización de la estructura, inyectando hormigón y procediendo a rectificar el repentino desplazamiento.

Tampoco ha trascendido hasta ahora el coste de la reparación, aunque distintas fuentes consultadas apuntan a que la intervención podría requerir una inversión elevada.

El viaducto de San Bernardo está situado en el término de Torre de Arcas, en el extremo sur del tramo de Ráfales al límite con la provincia de Castellón, actualmente en obras. Tiene 300 metros de longitud y permite salvar el barranco del que toma el nombre a unos 20 metros de altura máxima. Una vez se ponga en servicio, permitirá ahorrar a los conductores 550 metros de trayecto evitando 7 curvas, algunas de ellas de más de 90 grados y sin visibilidad.

Muchos contratiempos

Cabe recordar que justo hace ahora un año las obras del tramo de la N-232 en cuestión sufrieron un grave contratiempo con el desplome del talud sur del túnel de la Consolación. El derrumbe se produjo después de un temporal de nieve y lluvia, lo que provocó que el suelo arcilloso sobre el que se construyó el muro de hormigón, cediese y se desplomase sobre la boca del túnel. Finalmente el talud fue reparado a finales de verano.

Todo ello después de que el Ministerio de Fomento retrasase por tercera vez, desde que se retomasen los trabajos en 2015 –tras 20 años de demoras y paralizaciones en su construcción– la fecha de finalización de las obras, prevista inicialmente para verano de 2017 y cuya puesta en marcha se calcula ahora para junio de 2018.

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