El agua de una acequia se usará en los parques de Teruel, que empiezan a secarse

Los árboles jóvenes se mueren por la sequía y la Confederación del Júcar autoriza al Ayuntamiento a tomar agua de un canal para no tener que utilizar agua de boca.

Los plantones del parque de Las Arcillas se están secando por falta de riego.
Los plantones del parque de Las Arcillas se están secando por falta de riego.
Antonio García/Bykofoto

Los parques y jardines de Teruel se regarán con agua de acequias para evitar la muerte de la vegetación como consecuencia de las restricciones de riego. El aporte de agua se recortó desde octubre de 2017 debido a la sequía, que ha dejado el pantano del Arquillo, la principal fuente de abastecimiento de la ciudad, al 14% de su capacidad.

El Ayuntamiento ha detectado que los árboles jóvenes de zonas verdes acusan la falta de riego y han empezado a secarse. Ante las restricciones de uso del agua de boca por el descenso del nivel del Arquillo, el Consistorio ha conseguido autorización de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para tomar agua con cisternas de la acequia del Guadalaviar destinada al riego de parques y jardines.

La alcaldesa, Emma Buj, ha añadido que el agua de la acequia se utilizará también para baldear la ciudad en ocasiones extraordinarias, como fueron las pasadas Navidades y como ocurrirá tras las próximas fiestas de Las Bodas de Isabel de Segura, que se celebrarán del 15 al 18 de febrero.

El concejal delegado de Medio Ambiente, Julio Esteban, ha dicho que el recorte del riego ha causado daños «tremendos» en las zonas verdes de la ciudad, sobre todo en los árboles más pequeños y con raíces menos profundas, que están «enfermando o secos».

El riego de jardines con camiones cisterna cargados en el canal de riego se ha acordado en el Comité de Seguimiento de la Sequía reunido este jueves en el Ayuntamiento, que ha evaluado la evolución del Arquillo. La comisión ha decidido aplazar la adopción de nuevas restricciones hasta ver cómo transcurre la próxima primavera, una estación lluviosa tradicionalmente. Si sigue sin haber precipitaciones significativas, los recortes del consumo se podrían extremar a partir del próximo mes de junio.

Esteban ha advertido de que si sigue «la sequía tan dramática» tras la primavera, se tomarán medidas de ahorro de agua «más duras», aunque no ha precisado cuáles.

La alcaldesa ha anunciado el lanzamiento de una nueva campaña para concienciar a la población de la necesidad de ahorrar agua ante una sequía que prevé «prolongada». Buj ha hecho, no obstante, un llamamiento a la «tranquilidad» de la población porque los sondeos de San Blas «aseguran el suministro» de la ciudad. Ha añadido que el Ayuntamiento introduce actualmente «pequeños» retoques al plan de emergencia por sequía a instancias de la CHJ.

La alcaldesa ha descartado la posibilidad de abrir de nuevo las fuentes públicas –cerradas desde octubre pasado como medida de ahorro– con motivo de Las Bodas de Isabel, como plantean algunos grupos recreacionistas que montan sus jaimas en las calles. Consideró que la reapertura sería contraproducente para el «mensaje» restrictivo que se quiere trasladar a la ciudadanía.

Julio Esteban ha adelantado que en los próximos 10 días llegará al Ayuntamiento el proyecto para realizar cuatro sondeos de investigación en busca de reservas de agua en el entorno del puerto de Escandón y de Valdecebro. Dos de las perforaciones serán de 350 metros de profundidad y dos, de 500. Esteban ha añadido que, en función de los resultados, una de las prospecciones se convertirá en un pozo de explotación que diversificará las fuentes de suministro de la ciudad.

Ha agradecido también a la Diputación Provincial que haya puesto a disposición del Ayuntamiento el pozo que construyó para abastecer la Baronía de Escriche, con un caudal de 50 litros por segundo –el consumo medio de la ciudad es de 130–.

La búsqueda de alternativas al Arquillo refleja la inquietud por el continuo descenso del nivel del Arquillo, con 2,94 hectómetros cúbicos de agua frente a los 21 de capacidad. Al ritmo habitual de consumo, las reservas disponibles, 1,5 hectómetros cúbicos –el resto no podría aprovecharse–, se agotarían en cinco meses.

Para reducir el ritmo de extracción, desde noviembre de 2017 el embalse solo aporta el 50% del agua que consume la ciudad –frente al 80% habitual–. El resto del agua necesaria procede de los pozos de San Blas y Caudé, construidos por la CHJ con motivo de la fuerte sequía de 1995, que rebajó el nivel del pantano hasta 0,3 hectómetros cúbicos.

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