Teruel beberá agua de pozos durante 15 días seguidos para probar el suministro alternativo al Arquillo

El test se llevará a cabo en enero para comprobar cómo responden los sondeos de San Blas antes de que el pantano se agote.

El nivel del pantano del Arquillo es el más bajo desde 1995.
Pantano del Arquillo de Teruel.
Antonio García/Bykofoto

La ciudad de Teruel beberá exclusivamente agua de los pozos de San Blas durante quince días seguidos el próximo mes de enero como una última prueba de la operatividad del plan B para al abastecimiento urbano ante el agotamiento por sequía del pantano del Arquillo, que habitualmente es la principal fuente de suministro. La empresa gestora del servicio, Aguas de Teruel, quiere poner a punto todo el dispositivo alternativo ante el continuado descenso de las reservas del embalse, que, con solo 3,2 hectómetros cúbicos –el 15% de su capacidad–, quedaría agotado en 11 meses al ritmo de consumo actual, 0,3 hectómetros al mes.

Pero la empresa no esperará a que se consuma toda el agua almacenada en el embalse y suspenderá la extracción al llegar a 1,3 hectómetros cúbicos por considerar que, a partir de ese nivel, la calidad es deficiente. Además, la bomba que abastece a la ciudad desde la presa no puede trabajar por debajo de este nivel. En 1995, como solución de emergencia, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) instaló una bomba flotante que permitió agotar las reservas hasta los 0,3 hectómetros cúbicos. Esta opción no se contempla ahora debido a la disponibilidad de los dos pozos de San Blas, que puedan aportar un caudal conjunto de 200 litros por segundo, frente a los 135 que consume la ciudad de media.

Aguas de Teruel prevé testar la capacidad de los dos pozos de San Blas para suministrar toda el agua que precisa la ciudad durante dos semanas seguidas tras las Navidades. El director técnico de la compañía, Jesús Cachaza, ha explicado que la prueba permitirá evaluar «cómo responden» las dos captaciones para que estén a punto en el momento de que sean imprescindibles por la desecación del Arquillo.

Actualmente, ya se extrae agua del pozo de San Blas situado junto la carretera de acceso al Centro Público Integrado de Formación Profesional. Este punto, junto con los pozos de Caudé, aporta el 50% del agua que consume la capital. El ensayo de enero obligará a poner a pleno rendimiento el segundo pozo de San Blas, situado junto a la carretera que comunica esta pedanía con El Campillo. Ambos se remontan a 1995, cuando la ciudad sufrió la peor sequía de las últimas dos décadas.

La extracción simultánea de las dos perforaciones permitirá medir también el potencial del acuífero que las alimenta. Actualmente, en plena sequía, descarga 400 litros por segundo en el Guadalaviar de forma natural. Cachaza considera que con estos precedentes se puede asegurar que la bolsa de agua es «potente» y con reservas suficientes para abastecer a la ciudad durante «mucho tiempo». La calidad es, además, óptima.

La capital solo se abasteció íntegramente de los pozos de San Blas en dos ocasiones: en 1995, debido al agotamiento del Arquillo y, más puntualmente, en 2005, a raíz de una plaga de algas que invadió la presa y puso en duda la calidad del agua. La empresa suministradora está convencida de que no habrá ningún problema con la respuesta de las fuentes alternativas porque cada mes los pozos se prueban para asegurarse de que están operativos.

Además de probar la capacidad de los pozos de San Blas para abastecer a la ciudad, el Ayuntamiento busca fuentes complementarias de abastecimiento en la ladera del puerto de Escandón y recuperando los antiguos pozos de la carretera de Cuenca, que no se utilizan.

Fuentes alternativas

Como primera medida, en el primer trimestre de 2018, se realizarán cuatro perforaciones de investigación en busca de las reservas que, según los estudios geológicos, existen en torno a Castralvo y Valdecebro. La que resulte más productiva se convertirá a continuación en pozo de explotación. La información del gabinete geológico de la Diputación Provincial será clave para determinar el lugar de los sondeos. El proyecto de investigación, con un coste de 180.000 euros, será asumido por Aguas de Teruel dentro de las condiciones marcadas en la concesión del servicio de aguas.

También se pondrá en servicio el pozo construido hace ocho años en la zona donde se ubica la antigua captación de la carretera de Cuenca. Pero el aprovechamiento de esta reserva pasa por conseguir antes la autorización sanitaria del Gobierno aragonés. El acuífero, vinculado al Turia, no era de buena calidad cuando la captación se dio de baja, hace 20 años. Sin embargo, Aguas de Teruel considera que la depuración de los vertidos al río ha mejorado las características y el Ayuntamiento confía en conseguir el visto bueno sanitario. Esta captación aportaría otros 20 litros por segundo.

Para reducir el ritmo de extracción del Arquillo, su aportación al abastecimiento urbano ha pasado del 80% habitual al 50%. El Ayuntamiento ha puesto en marcha el plan de emergencia por sequía con la aplicación de las primeras restricciones, como cerrar todas las fuentes públicas, suspender el baldeo de calles y limitar el riego de jardines.

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