Cierra el módulo de profesores de la Facultad de Ciencias Sociales por obsoleto

El edificio, destinado en los años 80 a residencia estudiantil, tenía problemas de calefacción y de accesibilidad.

Mobiliario empaquetado para el traslado de los despachos.
Cierra el módulo de profesores de la Facultad de Ciencias Sociales por obsoleto
Javier Escriche

El módulo de profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del campus universitario de Teruel, una edificación de principios de los años ochenta del siglo pasado, ha sido desocupado y, por el momento clausurado, como consecuencia de las numerosas deficiencias que presentaba.

Ante los problemas que acumulaba, la Universidad de Zaragoza ha decidido cerrar el inmueble, "muy obsoleto", según el profesorado, al haberse construido como residencia de estudiantes y cuya distribución interior no ha sido objeto de modificación alguna en casi cuarenta años. Pero el traslado también ha obedecido a la precariedad con que, según el decano de la Facultad, José Martín Albo, trabajaban sus ocupantes, en un centro que acumulaba "graves defectos" tanto en materia de climatización, como de accesibilidad e iluminación.

Operarios ultimaban a principios de esta semana la mudanza del centro, destinado desde que se levantó el nuevo colegio mayor Pablo Serrano, en el año 2010, a los despachos del profesorado y a tutorías. Distribuidos en las dos últimas plantas del inmueble, allí se ubicaban un total de 28 dependencias para los docentes, así como espacios comunes, todos ellos acondicionados en los antiguos alojamientos estudiantiles, unos habitáculos concebidos como pequeños apartamentos que nunca se llegaron a adaptar a las necesidades de los profesores, según reconocía el decano de la facultad, José Martín Albo.

Despachos de pequeñas dimensiones con ventanas orientadas a un patio interior, habitaciones en las que en invierno el frío impedía trabajar con comodidad y en verano se concentraba un calor extremo, así como carpinterías antiguas que no cerraban bien, son algunas de las deficiencias de las que se quejaban los docentes. Sin olvidar las barreras arquitectónicas que presenta el edificio, a cuyos despachos –situados en un segundo y tercer piso– se debía acceder a través de varios tramos de escaleras por la ausencia de ascensor. Esto impedía, según se lamentaba el decano, que alumnos o docentes con problemas de movilidad pudieran llegar a ellos.

Eficiencia energética

Para reubicar los despachos de los profesores en el edificio de la Facultad se ha procedido a una reordenación de los espacios, con la habilitación de dependencias que se encontraban infrautilizadas.

Según explicaba el decano, la medida, además de mejorar las condiciones laborales de la plantilla de profesorado, va a contribuir a consolidar el centro como modelo de eficiencia energética, una materia en la que es pionero desde este año. Destacó que el traslado permitirá un ahorro en electricidad de "unos 20.000 euros anuales", a los que hay que sumar la reducción en el coste del servicio de mantenimiento y limpieza.

Esta actuación se enmarca en el modelo de campus eficiente que persigue el actual equipo directivo, con el nombramiento de un adjunto de sostenibilidad –el primero que se crea en el decanato– y la constitución de equipos verdes. Estos tienen como misión la vigilancia del cumplimiento en el edificio de ciertos requisitos para que los usos de las dependencias sean más eficaces teniendo en cuenta la temperatura o luminosidad de los espacios.

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