Tronchón denuncia el aislamiento que sufre el pueblo por el "abandono total" de sus carreteras

Los dos niños en edad escolar realizan a diario casi 2 horas de ruta en bus para ir al colegio a Cantavieja y volver a casa. El alcalde dice que el mal estado de las vías está frenando el desarrollo.

Las carreteras que comunican Tronchón, un pueblo de 70 vecinos en el Maestrazgo, con los municipios de su entorno se encuentran en un estado lamentable por falta de mantenimiento y reformas. Así lo denuncia el alcalde de la localidad, Roberto Rabaza, que culpa al deterioro de la red viaria de la sensación del "aislamiento" que padece la población y de la lentitud en su desarrollo económico.

"Hay un abandono total de nuestras comunicaciones por parte de las administraciones, y Tronchón, con una población muy escasa, no tiene dinero para asumir en solitario el coste del arreglo de las carreteras", protesta el regidor.

Los dos únicos niños en edad escolar que hay en el municipio se desplazan a diario a Cantavieja, para ir al colegio. El autobús tarda 50 minutos en ir y otros tantos en volver, al circular por carreteras estrechas, sin arcenes y llenas de baches y curvas.

Tronchón, entre montañas, es un pueblo con encanto y sus habitantes aspiran a recibir turismo y a diversificar su economía, basada, como en el resto del Maestrazgo, en la agricultura y la ganadería. El casco urbano de la población, rodeado de murallas, está catalogado como Bien de Interés Cultural. La plaza, en la que desembocan múltiples calles, es uno de los elementos más singulares, con el suelo empedrado, la casa consistorial del siglo XVIII y otros edificios representativos.

Cervantes menciona el queso de Tronchón –aún se elabora en la localidad– en su obra El Quijote. Hay un conocido restaurante, un bar y dos empresas de construcción. "Aún no sé cómo llegan tantos turistas hasta aquí, porque hay que venir a propósito", dice Rabaza.

Tramos sin asfalto

La carretera que une Tronchón con Villarluengo, Pitarque y Aliaga, está plagada de baches y blandones, con tramos en los que, prácticamente, ya no queda asfalto. Su peligroso estado ha impulsado a la Diputación Provincial de Teruel a iniciar este otoño obras de urgencia a la espera de poder realizar una actuación más sustancial el año que viene, según explicó Roberto Rabaza.

No está mejor la pista asfaltada que va de Tronchón a Cantavieja y que supone el camino más corto –un ahorro de 12 kilómetros respecto a la carretera principal– para llegar a la cabecera comarcal, donde se encuentran todos los servicios. A 1.500 metros de altitud, la nieve en invierno forma ventisqueros en una calzada sin señalización horizontal y con el asfalto descarnado en muchos tramos. La maleza invade la vía y el ramal que sirve de atajo para llegar al puerto de Cuarto Pelado, en la A-226, está impracticable.

La carretera principal, que lleva a Cantavieja a través de Olocau del Rey, en la provincia de Castellón, por la TE-V- 8414 y la CV-123, es estrecha y necesita mantenimiento.

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