La iglesia de La Fuenfresca, cerrada al culto para acabar con las goteras

Las cuotas mensuales de los fieles y las colectas de las misas dominicales han permitido a la parroquia afrontar el coste de las obras, que ronda los 33.000 euros.

Manuel Sebastián, párroco de La Fuenfresca, muestra el andamio colocado bajo el lucernario.
La iglesia de La Fuenfresca, cerrada al culto para acabar con las goteras
Javier Escriche

La iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, en el populoso barrio turolense de La Fuenfresca, está cerrada al culto desde hace 15 días debido a las obras de reparación que se llevan a cabo en la techumbre para acabar con las goteras que han aparecido en la zona del lucernario, situado sobre el altar.

En los días de lluvia, el agua mojaba el sagrario, situado tras el altar, por lo que era necesario colocar sobre él un paño que evitara daños por la humedad. Además, las goteras dificultaban el desarrollo de las misas cuando se trataba de una concelebración, con la participación de varios sacerdotes a la vez. Así lo explicó esta semana el párroco del templo, Manuel Sebastián, quien destacó la necesidad imperiosa de acometer los trabajos. "Había que hacerlos sí o sí", dijo el religioso.

Las obras durarán todavía otros 15 días. Hasta su finalización, las misas de los domingos, festivos y vísperas se han trasladado a la iglesia del Asilo de San José, en la avenida de Sagunto, a pocos metros de distancia de la parroquia. No obstante, las eucaristías diarias se celebran en una pequeña capilla anexa a la iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza.

De vanguardia

La intervención contempla la sustitución completa del lucernario, por el que se cuela el agua debido, según Sebastián, a la progresiva degradación de sus materiales con el paso de los años. El templo, terminado de construir a finales de los 90, fue levantado en estilo vanguardista y uno de sus elementos más característicos es, precisamente, el gran tragaluz con forma prismática que ilumina la única nave. Otra de las señas diferenciadoras de esta iglesia son el retablo mayor, las vidrieras y el viacrucis que recorre los muros del templo, a cargo del pintor expresionista valenciano Peris Carbonell, que utilizó el simbolismo y la abstracción para decorar el edificio.

Según el párroco, la parte más compleja de las obras ha sido la instalación de un andamio escalonado –para adaptarse al perfil del templo– que en su parte más alta mide 10 metros. Está previsto que el próximo lunes se coloquen los nuevos cristales del lucernario, con lo que los trabajos entrarían en su recta final.

Buena colaboración

Las obras tienen un coste que ronda los 33.000 euros y que ha sido asumido íntegramente por la Parroquia gracias a las cuotas mensuales de los fieles y a las colectas que cada domingo se realizan durante la misa, según señaló Manuel Sebastián. El párroco resaltó la "buena colaboración de los fieles" y agregó que los fondos económicos "han estado justos". El barrio cuenta con una población de más de 6.000 personas.

Sebastián mostró su confianza en que los trabajos finalicen próximamente, dentro de las fechas previstas inicialmente. Explicó que las obras resultaban incompatibles con la celebración de los actos religiosos en el interior de la iglesia, pues además de la presencia del gran andamio, "hubo que mover todos los bancos y proteger el suelo".

El sacerdote afirmó que, por fortuna, las goteras no han llegado a dañar las pinturas del retablo realizadas por Peris Carbonell, pese a que estas se encuentran próximas al altar.

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