Dieciocho carpas cambian el 'skyline' de la ciudad a las puertas de la Vaquilla

Las peñas preparan sus locales para ofrecer a todo el mundo música y diversión desde mañana hasta el próximo lunes, días grandes de la fiesta.

Personal especializado y socios de la peña El Ajo levantaban ayer una gran carpa en la ronda de Ambeles.
Dieciocho carpas cambian el 'skyline' de la ciudad a las puertas de la Vaquilla
Antonio García/bykofoto

La ciudad de Teruel se encuentra inmersa desde ayer en el montaje y preparación de las 18 carpas que las peñas vaquilleras, alma indiscutible de la fiesta, convertirán desde mañana y hasta el próximo lunes en paraísos de la música, la convivencia y la diversión sin cortapisas. Enormes estructuras de metal cubiertas de lona blanca se alzan ya por todo el Centro Histórico cambiando el habitual ‘skyline’ o silueta turolense y aguardando que una marea humana llene a rebosar su interior.

En la ronda de Ambeles, los socios de El Ajo –una de las peñas más numerosas con cerca de 850 miembros– arrimaban ayer el hombro para que todo esté listo a tiempo. Su carpa, de 15 metros de ancho por 70 de largo y 10 de alto albergará, como siempre, el mayor escenario para orquesta del panorama peñista turolense atrayendo con su llamativa iluminación y su potente sonido a miles de jóvenes. "Traemos a artistas muy buenos, por encima de la media, y eso hace que la gente lo pase muy bien. Solo eso, ya compensa con este gran esfuerzo que hacemos para montar la carpa", explicaba el presidente de El Ajo, Daniel Igual.

En el Óvalo se levanta, entre otros, el local de El Campanico, más modesto –15 metros de ancho por 35 de largo– pero igualmente preparado para la diversión de sus socios, entre los que predominan los jubilados. "Aquí comemos, bebemos, bailamos, bromeamos y vivimos la fiesta, que ya la estamos esperando con impaciencia", explicaba su presidente, José Fernando Vicente.

Más especiales que nunca serán los actos de la peña La Botera, en la plaza de San Miguel, que para celebrar su 25 aniversario ha programado discomóviles, baño de espuma contra el calor, concurso de baile, charanga y hasta un toro mecánico. "Las ganas de Vaquilla que tenemos pueden con todo, nos hacen olvidar el trabajo que cuesta organizar todo esto", destacó María Pilar Soriano, presidenta de la asociación.

En Los Chachos, junto al Archivo Provincial, no solo está montada desde hace días la carpa y sus 100 metros cuadrados de escenario, sino que hasta tienen preparadas las 500 garrafas con sangría que repartirán a sus socios el sábado de Vaquilla. "Somos previsores, no nos gustan los nervios", afirmó el responsable, José Antonio Rodríguez.

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