Un palacio renacentista de Mirambel, a la venta por un millón de euros para convertirlo en hotel

Uno de los edificios más monumentales de Mirambel, la Casa Aliaga, está en venta para su posible rehabilitación como hotel de lujo. Un cartel colgado de una ventana anuncia desde el pasado mes de febrero que el imponente caserón, del siglo XVI y de estilo renacentista, se vende con muchas opciones de reorientarlo al uso hostelero. Los propietarios elaboraron una maqueta y echaron números para concluir que hay espacio suficiente en los 1.300 metros cuadrados de vivienda para 14 habitaciones, un restaurante, gimnasio y spa. Además de quedar otros 560 metros cuadrados de patio para montar una terraza al aire libre. El precio de venta es 930.000 euros, un importe resultante de la peritación judicial a la que fue sometido el inmueble en 2012.

En los dos meses que el palacio lleva a la venta, los propietarios han mantenido media docena de contactos con posibles compradores, aunque ninguno se ha concretado hasta el momento. El portavoz de los actuales dueños, Nacho Castel –hijo de uno de los cuatro hermanos titulares de la finca–, explicó que entre las dificultades de la operación destaca la elevada inversión precisa para la adaptación turística de un edificio que mantiene equipamientos propios de hace un siglo. La reforma costaría, según una primera estimación, en torno a un millón de euros. Aunque el inmueble quedó deshabitado a principios del siglo XX, ha sido utilizado después esporádicamente y está bien conservado.

La alcaldesa, Carmen Soler, indicó que la rehabilitación del palacio de Aliaga y su reconversión en hotel "de alto nivel" sería "muy importante" para el pueblo porque reforzaría su oferta hotelera y generaría un empleo vital para frenar la despoblación de la localidad. Mirambel, con un monumental casco urbano –Bien de Interés Cultural desde 1980 y premio Europa Nostra de 1983–, solo tiene 122 habitantes. Soler añadió que la única fonda está cerrada y los alojamientos ahora disponibles se circunscriben a las tres casas dedicadas al turismo rural.

Según Carmen Soler, el proyecto hotelero sería "un revulsivo" para la economía local y reforzaría su proyección turística. Explicó que la reciente mejora de las comunicaciones con Castellón y la apertura al público del convento de monjas agustinas han incrementado la presencia de turistas, pero, ante la escasa oferta hotelera, "muchos se limitan a dar una vuelta y marcharse".

El palacio, que perteneció al duque de Aliaga, cierra uno de los lados de la plaza del mismo nombre. Destaca por su imponente fachada de sillería y mampostería, rematada por un alero de madera de gran voladizo. El acceso se efectúa por una puerta de arco de medio punto y el edificio consta de cuatro plantas, la última con la típica galería aragonesa de arcos. En el centro del muro orientado a la plaza destaca un gran reloj de sol. Sobre el arco de la puerta todavía se puede leer una inscripción de las guerras carlistas, cuando la casa fue utilizada como sede del estado mayor rebelde.

Nacho Castel considera que la Casa Aliaga es una opción "interesante" como hotel. Señaló que los establecimientos hoteleros de la comarca están "muy concurridos". Añadió que, dado el carácter artístico del edificio y su entorno, el hotel tendría "mucha aceptación". El contacto más prometedor mantenido hasta ahora para la venta fue el establecido con un empresario barcelonés representante de un grupo inversor alemán.

Nacho Castel explicó que los propietarios también contemplan la posibilidad de un alquiler a largo plazo por 3.000 euros anuales con opción de compra. Castel aclaró que los actuales dueños descartan acometer la empresa directamente. Para animar a los posibles clientes, han cerrado una web específica con fotos interiores y exteriores y los datos básicos sobre la historia de este referente patrimonial de Mirambel.