El bajo nivel del Arquillo obliga a los regantes a restricciones en el uso del agua en sus cultivos

La situación de sequía en la Hoya de Teruel es tan grave como la registrada en el año 1992.

El pantano del Arquillo registra un bajo nivel de agua embalsada que no se veía desde 1992. a. g./b.
El pantano del Arquillo registra un bajo nivel de agua embalsada que no se veía desde 1992. a. g./b.
A. G./ B.

Los agricultores de la zona de Teruel se han visto obligados a adoptar restricciones en los riegos de sus cultivos debido al bajo nivel de reservas que presenta el pantano del Arquillo, infraestructura de la que, además, se abastece de agua la ciudad de Teruel para el consumo doméstico. Desde esta semana, se desembalsan para usos agrícolas 100 litros menos por segundo de lo habitual, lo que está provocando una gran preocupación entre los regantes, que temen que las cosechas de cereales, principalmente de maíz, sufran los efectos de la sequía. Sostienen que el embalse no registraba unos niveles tan bajos desde 1992, año en que los problemas de escasez de lluvias afectaron seriamente los cultivos de este territorio.

En estos momentos, el pantano almacena 8,5 hectómetros cúbicos de agua, frente a los 16,9 del año pasado por las mismas fechas, lo que representa un 47% de su nivel. Lo peor, no obstante, es que la ausencia de lluvias hace que la cota disminuya cada semana a pasos agigantados. El presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Manuel Gómez, asegura que cuando el caudal del Arquillo baje a los 4 hectómetros cúbicos, "las compuertas del embalse se cerrarán para usos agrícolas, debido a que un tercio de su capacidad debe reservarse para el agua de boca de la ciudad de Teruel".

En una reunión mantenida la semana pasada en la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar con los usuarios del Arquillo con objeto de adoptar las medidas necesarias para hacer frente a la falta de recursos hídricos a causa de la sequía, se decidió como primera actuación limitar el desembalse de agua para riegos.

Bombeo del río

Se habló, asimismo, sobre la posibilidad de adoptar acciones de emergencia, si las reservas de agua del pantano turolense llegasen a disminuir hasta un 33% de su capacidad.

En este caso extremo se contempla como alternativa la instalación de dos bombas en el río Guadalaviar para elevar agua a las acequias, una solución "muy costosa", a juicio de Manuel Gómez. "Si la situación llega hasta este límite, habría que ver si los regantes aceptan asumir el coste de esta actuación, ya que la rentabilidad actual de algunos cultivos es más que dudosa", señaló el presidente. Esta solución ya se llevó a cabo hace 25 años, cuando los recursos hidrológicos del pantano disminuyeron a niveles desconocidos hasta entonces.

Para Manuel Gómez el problema, derivado de una pluviometría escasa y pocas precipitaciones en forma de nieve en el Sistema Ibérico durante el invierno, se acrecentará en la época de la siembra del maíz dentro de una semana. Esta gramínea necesita abundante riego para su desarrollo. Auguró unos meses de verano "muy difíciles" si continúa la situación, ya que, según advirtió, las altas temperaturas contribuyen a la evaporación del agua.

La Comunidad de Regantes de Teruel está integrada por 1.200 agricultores, la mayoría de ellos propietarios de minifundios. Su consumo para riegos oscila entre 2,5 y 3 hectómetros cúbicos de agua al año.

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