A los dinosaurios que vivieron en el Cretácico –hace 130 millones de años– en la zona de Ladruñán y Castellote, en el Maestrazgo de Teruel, les gustaba anidar en montículos, en zonas elevadas cerca de las lagunas costeras, donde pudieran ejercer un mayor control a la vista del horizonte y extremar la vigilancia de sus crías. Es una de las deducciones a las que han llegado investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza y que aparece en un trabajo publicado recientemente en la revista científica Paleo3.

El estudio reproduce por primera vez el hábitat en el que pudieron vivir los dinosaurios en el Maestrazgo, la zona de la provincia más próxima a la costa del Mar de Tetis (el Mediterráneo) en la época del Cretácico). Y se ha llegado a esta conclusión en base a numerosas evidencias aportadas por una treintena de nuevos yacimientos en los que los paleontólogos aragoneses, liderados por José Manuel Gasca –ahora investigador en el Museo Olsacher de Zapala (Argentina)– han trabajado durante más de una década.

El documento es novedoso, según José Ignacio Canudo, investigador del grupo, porque se integran para su análisis una gran variedad de restos fósiles, como huesos, icnitas y coprolitos (huellas y excrementos de dinosaurio, respectivamente) y fragmentos de cáscaras de huevo, junto con un estudio completo del contexto geológico. Son una serie de vestigios que han permitido "interpretar el ambiente en el que vivían, por donde andaban o se reproducían los dinosaurios durante el Mesozoico en el Maestrazgo", explicó el paleontólogo, quien subrayó el hecho de que esta zona turolense se encontraba tan cerca del mar que "se podía pisar el agua".

Paisaje tropical

El paisaje estaría conformado por una costa tropical, con lagunas costera y pocas plantas. "No hemos encontrado troncos de árboles –explicaba Canudo–, por lo que no debieron crecer plantas exuberantes, sino una vegetación baja y tropical, con un ambiente de mucho calor y la presencia de muchos mosquitos". En este lugar desembocarían una serie de ríos, en cuyos meandros y lagunas poco profundas se moverían estos animales habitualmente.

Uno de los aspectos más destacados es la gran biodiversidad que reinaba en este paraje, hecho que se ha podido constatar por la presencia de numerosos restos de una gran variedad de especies de vertebrados. Se han localizado fósiles de huesos de dinosaurios ornitópodos, terópodos y saurópodos, pero también cocodrilos, tortugas, anfibios, lagartos y mamíferos, estos últimos "pequeñas maravillas del mundo mesozoico", según exclamó el paleontólogo. "Hemos encontrado un ecosistema muy completo –precisaba– con restos de más de veinte animales vertebrados diferentes".

Una cuestión que, sin embargo, ha sorprendido a los investigadores es la ausencia de restos de enormes animales, una tendencia al gigantismo que sí se aprecia en otras zonas sedimentarias de la provincia. "Puede ser una evidencia de que no vivieran aquí, quizá porque sus necesidades de alimento no estuvieran resueltas. Así que por el momento, y mientras no tengamos otra evidencia, es más fácil pensar que no habitaban en esta parte del Maestrazgo", afirma José Ignacio Canudo.

Se han excavado algunos de los enclaves paleontológicos y se han descubiertos nuevos, "e interesantes", según el investigador aragonés, yacimientos de icnitas en un emplazamiento en el que hasta ahora no se habían descrito este tipo de vestigios del pasado. Otros están pendientes de diversas campañas, que podrían retomarse el año que viene, en función de los fondos de que se dispongan. Los paleontólogos, que para su estudio han contado con la colaboración de investigadores de otras instituciones de Portugal, Argentina y Alemania, tienen claro, no obstante, que en esta zona se abren "grandes posibilidades" de cara a un futuro.