El tañido de las campanas y las imágenes de las filigranas mudéjares proyectadas sobre la fachada de la biblioteca dieron ayer la bienvenida al Año de los Amantes en una abarrotada plaza del Seminario. Allí, un espectáculo de luces y sonido dio el pistoletazo de salida oficial al programa con el que Teruel va a conmemorar el 800 aniversario del origen de la trágica historia de amor de Isabel de Segura y Diego de Marcilla.

En este acto, de gran vistosidad escénica, hubo espacio para todo tipo de emociones. Los veinte actores del grupo castellonense Xarxa Teatre, encargado del montaje de calle, acompañados de casi un centenar de artistas de grupos turolenses, fueron capaces de despertar entre el público las más diversas sensaciones: asombro, pero también emoción y ternura. Es lo que pretendía la compañía teatral, cuyo director, Leandre Escamilla, decía poco antes de comenzar los actos estelares que esperaba poder "tocar la fibra sensible" de los espectadores.

Los negros nubarrones, que por la tarde fueron descargando una llovizna intermitente sobre la ciudad, no fueron un inconveniente para que más de dos mil personas se concentraran en la plaza, iluminada con luces escenográficas. Las fachadas del Seminario Conciliar y de la biblioteca pública recibieron proyecciones de imágenes multicolores, salpicadas de fuegos pirotécnicos.

Con recursos poéticos se fue desgranando el universo romántico de los Amantes, de "esa mítica historia de un amor que nunca pudo ser", según recitaba una voz en off. Todo ello estuvo precedido del estruendo de los tambores y bombos de Teruel, que pusieron la nota lúgubre a la noche estelar. Pero hubo también momentos para la poesía, como la proyección de fragmentos literarios de Antonio Serón, Tirso de Molina, Tomás Bretón y Hartzenbusch, algunos de los prestigiosos literatos que plasmaron en sus obras las desventuras de la desdichada pareja de enamorados.

Danza vertical

Las huellas que los arquitectos mudéjares dejaron en la torre de San Martín fueron el escenario de uno de los episodios que más entusiasmó al público. Una pareja de actores, representando a Isabel y Diego, descendió por el muro de ladrillos interpretando una danza vertical que dejó a los espectadores sin habla. En medio de la noche, el beso y la muerte se fundieron como símbolo del desenlace final de la leyenda.

Tras la salida de un grupo de caballeros con antorchas a la balconada del Seminario, comenzaron a desplegarse los paraguas, ante unas amenazadoras gotas que quedaron finalmente en un amago de llovizna. Nadie se movió: el públicó siguió el espectáculo girando la cabeza a medida que el escenario cambiaba de emplazamiento. Un toro gigantesco hinchable apareció en el centro de la plaza interactuando con el público en los últimos compases del acto. Junto a él una estrella luminosa."Representan el símbolo de la ciudad", explicaba una señora a su hija adolescente.

David Civera, que debía cantar con la orquesta sinfónica el romántico tema de su último disco ‘Que caprichosa es la vida’, no pudo cumplir su deseo. Se excusó ante sus paisanos: "Con la lluvia no se puede tocar", repitió varias veces. La proyección de su vídeo y una actuación con la música grabada los suplieron.

Los espectadores se mostraron satisfechos con el acto de apertura que no logró deslucir la lluvia. Una pareja reconocía que el espectáculo estuvo a la altura."Pero –decían– ha ganado en intensidad en la segunda parte".

La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, a la que acompañaba buena parte de los concejales populares y el diputado y exalcalde Manuel Blasco, tuvo palabras de elogio para el espectáculo."Ha sido un éxito –señalaba–, ya que a pesar de estar chispeando, la plaza ha estado a rebosar".