Teruel convierte en una gran fiesta su pasado modernista

Un centenar de personajes del Teruel de principios del siglo XX desfiló ayer por la plaza del Torico atrayendo los objetivos de las cámaras de vecinos y visitantes.

La plaza del Torico se llenó de personajes turolenses de principios del siglo XX que fueron aplaudidos por el público.
Teruel convierte en una gran fiesta su pasado modernista
Jorge Escudero

Teruel revivió ayer en sus calles una de las épocas más florecientes de su historia cultural y económica: el Modernismo. Así lo atestiguan los 17 edificios construidos a principios del siglo pasado en este lenguaje arquitectónico que han llegado hasta nuestros días y que fueron diseñados casi en su totalidad por uno de los primeros espadas de esta corriente artística, Pau Monguió, que vivió en la ciudad entre 1897 y 1923.


Por este escenario privilegiado, que el Ayuntamiento y toda la población quieren rescatar del pasado para convertirlo en seña de identidad, desfilaron un centenar de personajes con nombres y apellidos que poblaron la ciudad en aquella época. Las familias burguesas Cañada, Garzarán o Fombuena, la élite de intelectuales pudientes que hicieron posible la traída de aguas y la llegada del tren, o aquellos que brillaron en la música y el baile, como el tenor Marín o La Volpini. Todos ellos se pasearon por la plaza del Torico atrayendo la mirada y los objetivos de las cámaras de turolenses y visitantes. La recreación, que cumple su quinta edición, transformó así un anodino sábado de noviembre, en un día festivo.


Los protagonistas hicieron su entrada en la plaza del Torico en coches de época. En pocos minutos, el lugar se llenó de pomposos sombreros con gasas y plumas, abrigos de pieles, faldas largas, sombrillas de encaje, chisteras y levitas. Es la indumentaria que cada actor tuvo que buscar en el baúl de su desván o en su fondo de armario para dar vida con la mayor fidelidad posible a su personaje.


Así lo explicaban Máximo Villalba y Teresa Serrano, que encarnaron al ingeniero Bartolomé Esteban y a su esposa, María de la Visitación, respectivamente. "Estoy encantado de poder representar al hombre que trazó la fallida línea férrea entre Teruel y Alcañiz y que descendía de una familia de políticos intachables", indicó él. Ella subrayó que tras cada interpretación hay una ardua tarea de búsqueda de documentación que puede llevar, como en su caso y por sorpresa, a encontrar crónicas periodísticas de la época alusivas al personaje histórico en cuestión.


También muy cómodo en la piel de Pau Monguió se encontraba el actor Jesús Garcés, quien no solo vestía como aquel sino que trataba de imprimir al personaje "la seriedad y el temple que le caracterizaban". Entre otros, el expresidente de los empresarios turolenses, Carlos Mor, encarnó al banquero Víctor Sanz; el farmacéutico Mariano Giménez fue el boticario Timoteo Bayo; y el médico Manuel Gimeno dio vida a uno de sus colegas, el oftalmólogo Gimeno Corbatón. No faltó quien representó al pintor Salvador Gisbert, al arqueólogo Joan Cabré o al cantante de tangos Miguelito Canas.Cuadro costumbrista

Todos ellos conformaron un completo cuadro costumbrista que arrancó los aplausos del público, muy entregado a la recreación. Mientras los burgueses tomaban chocolate en unos veladores o bailaban un vals, los médicos vacunaban a la población contra la viruela y en una tienda se vendían sombreros y aderezos. Por la plaza corrían chiquillos con gorra de cuadros vendiendo periódicos.


Detrás de la representación, que continúa hoy con la transformación de la plaza del Torico en un mercado de principios del siglo XX, se encuentra la Fundación Bodas de Isabel de Segura, conocida por la recreación que organiza cada mes de febrero en torno a la leyenda de los Amantes de Teruel. La entidad se ocupa de las coreografías y también de facilitar y revisar los atuendos de cada participante en la fiesta modernista.

Frente a los complejos textos que deben memorizar los actores de las Bodas de Isabel, los personajes de la Belle Époque turolense actúan de manera más natural y espontánea y pueden improvisar.


Además de las recreaciones teatrales en la plaza del Torico, se han organizado visitas guiadas que permiten conocer los edificios más representativos de la arquitectura turolense de aquella época. Se trata de un paseo a pie por la ciudad acompañados por los personajes históricos más destacados, que hoy partirá a las 16.30 de la plaza de los Amantes al precio de 1,5 euros.


La reapertura del Teatro Marín tras su reforma se unió ayer a la fiesta modernista con una gala benéfica en la que participaron cantantes solistas y grupos de Teruel, entre ellos David Civera y la orquesta sinfónica Santa Cecilia.

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