Alcaldes y vecinos esperan que la mejora de la N-232 devuelva a la comarca la actividad económica perdida

El mal estado de la carretera, con las obras paradas durante 20 años, ha hecho que los conductores usen rutas alternativas.

Las obras del viaducto de la Val de Luna, -en la foto-, que evitarán las peores curvas están muy avanzadas.
Alcaldes y vecinos esperan que la mejora de la N-232 devuelva a la comarca la actividad económica perdida
José Antonio Higueras

La mejora de la N-232 (Santander-Vinaroz) en el tramo de 17,5 kilómetros entre el cruce de Ráfales y el límite con la provincia de Castellón, que eliminará 16 curvas ahorrando 3,5 kilómetros, se traducirá en un incremento del tráfico por esta carretera, vía natural de comunicación entre la zona de Zaragoza y el norte de la Comunidad Valenciana.


Desde el Ministerio de Fomento, promotor de la obra, señalan que la reforma, que ya está muy avanzada y podría estar terminada a finales del año que viene, hará "más atractivo" el uso de la N-232, sobre todo cuando se una a ella la mejora del puerto de Querol en Castellón, un proyecto ya en fase de licitación. El tramo del cruce de Ráfales era el único pendiente de mejora entre la capital bajoaragonesa, Alcañiz, y el límite provincial.


Alcaldes y vecinos de la zona confían en que al menos se recupere la circulación que se ha perdido en las dos últimas décadas debido al interminable parón que experimentaron las obras de reforma y al mal estado que presentaba la carretera, totalmente obsoleta en comparación con otras vías cercanas. La situación hizo que muchos conductores, especialmente transportistas, utilizaran rutas alternativas aún cuando estas suponían alargar el trayecto.


"Sé de gente que se desvía por Teruel para ir a Vinaroz, a pesar de que son 100 kilómetros más que por aquí", comentó ayer el alcalde de Monroyo, José Ramón Guarc, quien se mostró convencido de que, una vez acaben las obras, "el tráfico crecerá". Su Ayuntamiento trabaja desde hace años para construir un parquin que facilite el estacionamiento de vehículos en la localidad y, por tanto, la afluencia de visitantes, ya que, con el nuevo trazado, la carretera sale fuera de la población.


Vecinos de La Cerollera opinaron que gracias a la reforma "la circulación se multiplicará", recuperándose con ello la relación comercial y turística que históricamente ha existido entre el Valle del Ebro y el Mediterráneo a través del Bajo Aragón y el Matarraña. "Será un recorrido muy ágil, con muchas rectas y pocas líneas continuas que impidan adelantar", explicó un vecino.


"Yo me iba a Peñíscola por Tortosa solo para no marearme y acabar mal el viaje; hacíamos 50 kilómetros de más, pero valía la pena", relata Clara Lapuente, gerente del hotel de Ráfales La Alquería. Para esta hostelera la reforma de la N-232 es "magnífica"e impulsará la economía de toda la comarca. "He oído a muchos clientes decir que esta carretera era tercermundista; ahora todos podremos beneficiarnos de una buena vía de comunicación", añadió.


Dos viaductos, uno de 1.200 metros de longitud –el de la Val de Luna– y otro de 340 metros –el de San Bernardo–, así como dos túneles –los de la Consolación y Monroyo– son las infraestructuras más llamativas y las que de forma más directa harán posible la eliminación de las múltiples curvas existentes.Mayor seguridad

El nuevo recorrido mejorará notablemente la seguridad al tratarse de una zona muy dura en invierno, con frecuentes heladas que hacen muy peligrosa la conducción en zonas de curvas. Además, se elimina la travesía urbana de Monroyo. La carretera soporta aproximadamente una intensidad media de 1.100 vehículos al día.


Fomento destinará cerca de un millón de euros a la restauración ambiental de la zona afectada por las obras. El presupuesto incluye la reutilización de la tierra vegetal retirada, que ha sido conservada en buenas condiciones durante la ejecución del proyecto, así como la plantación de arbustos y su cuidado posterior. Se realizarán trabajos de recompactación del terreno y se hará un seguimiento de la reforestación para evitar contaminación por vertidos o daños por otras causas. Durante las obras, se han hecho catas arqueológicas y paleontológicas, con sus correspondientes informes, indicó el Ministerio de Fomento.

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