Los desplazamientos de los jóvenes a las fiestas de los pueblos dan vida a los taxis de la capital

Durante los fines de semana de verano, realizan más servicios en una noche que en todo un día.

Peñistas en el barrio de San León.
Peñistas en el barrio de San León.
A. García / ByKofoto

Las fiestas patronales que durante los fines de semana de verano se celebran en los pueblos del entorno de Teruel y a las que se desplazan en masa cientos de jóvenes, se han convertido para los taxistas de la capital en una fuente de ingresos nada desdeñable. Estos profesionales del volante ven así complementada su actividad diaria, no exenta de limitaciones en una ciudad con escasas distancias urbanas, pues de un extremo a otro de Teruel hay apenas 5 kilómetros.


Cella, Villarquemado, Cuevas Labradas, Perales, Orrios, Villastar, Villel, Alfambra, Ababuj o Albarracín, todos en un radio aproximado de 30 kilómetros, son algunos de los municipios que entre julio, agosto y lo que llevamos de septiembre se han llenado de pandillas de turolenses de entre 16 y 25 años que acuden al lugar de la fiesta sobre la medianoche del sábado y regresan a casa a primera hora del domingo. Bien por que no tienen edad para conducir o, teniéndola, prefieren evitar complicaciones con el coche propio, muchos de ellos van y vuelven en taxi.


"Los fines de semana que hay fiestas en los pueblos, trabajamos más en una noche que en todo el día", asegura el presidente de la Asociación de Taxistas de Teruel, Bosco Puyol. La mayor actividad se registra a partir de las 4 de la madrugada y hasta las 10.00 de la mañana siguiente.


No siempre fue así. Puyol explica que ha sido en los últimos años cuando, debido a una mayor concienciación acerca del riesgo que conlleva conducir bajo los efectos del alcohol, los jóvenes han decidido dejar en casa su coche y coger un taxi. "Nos llaman por seguridad y por comodidad, porque el taxi te lleva de puerta a puerta. Raro es el joven que ahora coge su coche para ir de fiesta", destaca.

Ni accidentes ni multas

Para el representante de los taxistas turolenses, los precios, además, resultan muy asequibles. Explica que ir a Villel –17 kilómetros– cuesta 27 euros, que dividido para las cuatro personas que pueden viajar en un taxi sale a menos de 7 euros. "Y el cliente no tiene que preocuparse de posibles multas, ni de buscar aparcamiento ni, principalmente, del riesgo de un accidente por haber tomado unas copas", explica. "La gente paga ese dinero muy a gusto", subraya.


Ante el aumento de la demanda, los taxistas de Teruel –16 en total– han reforzado el servicio nocturno de fin de semana. De un solo vehículo de guardia que hay habitualmente, se ha pasado a ocho. Incluso se han organizado en dos turnos para dar una mejor asistencia; uno funciona desde las 23.00 hasta las 6.00 y el otro, de las 6.00 a las 10.00.


"En un fin de semana, un solo taxista puede llegar a hacer hasta 15 viajes a localidades en fiestas", dijo Bosco Puyol, quien destacó que, en ocasiones, se encuentran con "un montón de gente" aguardando un taxi, pero "nunca se deja a nadie colgado".


También la proliferación de celebraciones en la propia capital en los últimos años dan vida a los taxistas de esta ciudad. A la semana de Vaquilla, en julio, se ha sumado en febrero el largo fin de semana de la fiesta de las Bodas de Isabel de Segura, así como un creciente aumento de cenas de empresa y de estudiantes a lo largo del año.

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