Un único bar, pero muy controvertido

Blesa, con 109 vecinos, teme quedarse sin taberna por el conflicto entre el Ayuntamiento y el anterior gestor, al que se le ha rescindido el contrato.

La pequeña localidad de Blesa se encuentra dividida desde que en el mes de mayo se le retirara a uno de sus vecinos la concesión del bar municipal. En 2015, Antonio Marcos Aponte, a través de concurso público, se hizo cargo de la gestión del único bar del pueblo, propiedad del Ayuntamiento, y que llevaba aparejada la cesión de las piscinas.


Según ha denunciado ante la Justicia Aponte, el 24 de junio encontró cambiadas las cerraduras de uno de sus negocios, una decisión tomada desde el Consistorio y que puso fin de forma anticipada a la relación contractual que habían establecido hasta 2018. Desde el Ayuntamiento señalan al incumplimiento de los horarios de apertura fijados, a la subida de los precios de las consumiciones –sin el necesario consentimiento del Consistorio– y a algunas quejas de los clientes, como los motivos por los que se rescindió el contrato que vinculaba a Aponte con la gestión del bar de la localidad.


Según la alcaldesa del municipio, Mª Ángeles Cólera, Antonio fue avisado en varias ocasiones antes de que se produjese el definitivo cambio de las cerraduras. La alcaldesa indicó que la anulación del contrato se podría haber producido antes, cuando Aponte y un compañero disolvieron la sociedad a la que había sido adjudicada la gestión.


Pero la mala relación entre alcaldesa y hostelero venía de lejos. El pasado invierno, Aponte realizó una recogida de firmas para que se le permitiese cambiar la instalación del sistema de calefacción del bar por una chimenea, de la que él se hizo cargo, motivado por el alto coste económico que suponía calentar el establecimiento en proporción a los ingresos registrados. En total, 200 fueron las firmas recogidas por Antonio, que finalmente instaló en el local una estufa de leña. La alcaldesa señaló que, además de contravenir las indicaciones municipales, la nueva instalación había generado problemas de suciedad en calles y fachadas de las casas adyacentes.


Tras la cancelación unilateral del contrato en mayo por parte del Consistorio, el bar salió de nuevo a subasta y desde entonces se encuentra adjudicado a otro particular, aunque no volvió a abrirse hasta agosto. Miguel Simón, concejal del Ayuntamiento de Blesa, quiso desvincularse de la polémica, pero manifestó su disconformidad con la premura con la que desde el Consistorio se había vuelto a conceder la gestión de la taberna, sin esperar a la resolución judicial. "El siguiente paso para que se muera el pueblo es que se cierre el bar", comentó preocupado Simón, y señaló que lo que el municipio quiere es que el establecimiento se mantenga abierto y cumpla "su función de servicio público".

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