Sensores para medir las reservas de los acuíferos en la zona afectada por el incendio de Aliaga

La actuación forma parte de un plan experimental de recuperación de las áreas arrasadas por el fuego.

Plantaciones de árboles en la zona afectada por el fuego, cuya vegetación comienza a rebrotar.
Plantaciones de árboles en la zona afectada por el fuego, cuya vegetación comienza a rebrotar.
ECODES

Un proyecto de investigación que lleva a cabo la Fundación Ecología y Desarrollo, (Ecodes) en los bosques afectados por el incendio que, en 2009 arrasó 7.300 hectáreas de superficie entre Aliaga y Ejulve, está estudiando los efectos que este siniestro tuvo sobre los recursos hídricos de los montes y de las tierras de pasto. A través de la colocación de sensores, se ha podido medir la humedad que registra el terreno y evaluar los cambios experimentados tras el incendio en la dinámica de los acuíferos.


Hasta ahora, se ha comprobado que los volúmenes de recarga de agua subterránea han aumentado un 20%. Y se ha debido, principalmente, a la ausencia de árboles y a la delgadez de la capa de suelo, que permite que la lluvia no sea absorbida por las masas arbóreas y que, por tanto, se infiltre fácilmente en el subsuelo.


Ecodes considera que ahora es el momento oportuno para diseñar un plan de gestión de un monte sostenible, mediante plantaciones más resistentes al fuego y que favorezcan las recargas de agua. El trabajo, que se lleva a cabo desde 2013 dentro del proyecto ‘Plantando agua’, tiene como primer objetivo la recuperación de una extensa área de más de mil hectáreas localizadas entre La Zoma, Cañizar del Olivar y Castel de Cabra.


Constituye la primera experiencia de restauración ecológica integral de nuestro entorno, orientada, según explican los redactores del proyecto, "a hacer frente a los nuevos retos ambientales y sociales del siglo XXI".

Según señalan los expertos, se quiere recuperar, en definitiva, "un monte nativo, adaptado a la climatología y características del entorno, resistentes al fuego y con baja demanda de agua".


La iniciativa, financiada por Coca Cola, quien, a través de la marca Aquabona, gestiona el manantial Fuenmayor de Cañizar del Olivar –una de las localidades más afectadas por el incendio– ha permitido hasta el año pasado restaurar 29,1 hectáreas de terreno con la plantación de más 30.000 árboles. Entre las cifras más significativas figuran los 157 millones de litros de agua recuperados hasta el año pasado.

Especies resistentes al fuego

Para la reforestación, se han elegido especies autóctonas, más resistentes a las llamas y con poco consumo de agua, que se han combinado con espacios sembrados y con vegetación de reposición natural. Asimismo, se han incluido plantas micorrizadas para la producción de trufa. Se ha pretendido con ello evitar la imagen de los bosques anterior al incendio, un territorio plagado de árboles que se plantaron con el único fin de proporcionar madera para el equipamiento de las minas subterráneas, y muchos de los cuales sucumbieron con gran facilidad a las llamas, según se ha podido comprobar tras analizar el siniestro.


Cristina Monge, una de las expertas de Ecodes implicadas en el proyecto, señaló que el trabajo no solo persigue la regeneración de las áreas quemadas, sino establecer un plan de cómo se debe acometer la reforestación con el fin de "garantiza la sostenibilidad del terreno". "Hay –añadió– que enfocar las acciones para asegurar los recursos hídricos, ya que se entiende que cada vez habrá menos agua a causa del cambio climático".

Plan de ordenación

Además de los investigadores de Ecodes, en el proyecto participan el departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Zaragoza, los ayuntamientos de los tres pueblos implicados y el Gobierno de Aragón, que ha asumido la actuación como el pilar central de un plan de ordenación de la zona.


Las restauraciones y plantaciones, que persiguen crear un paisaje en manchas de vegetación discontinuas y diversas, concluirán en el plazo de dos años y se centrarán en una superficie de 327 hectáreas. Otras actuaciones incluyen la mejora de infraestructuras ganaderas, como la recuperación de abrevaderos y de un corral, una actuación que se va a acometer este año. Cristina Monge explicó que el fomento de la ganadería es fundamental dentro del proyecto de recuperación de la zona por su contribución al reciclado de biomasa "y por ayudar a la generación de agua".


Una de las iniciativas más cercanas al territorio es la que incluye acciones de sensibilización y educación ambiental, decisivas, según consideran los expertos, para evitar malas prácticas y mejorar la relación del hombre con la naturaleza.

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