La cárcel, terminada pero sin fecha de estreno al caer la población reclusa

El centro penitenciario, que ha costado en total 25 millones, solo tiene uno de sus dos módulos operativo porque hay 200 internos frente a los 440 posibles.

La segunda fase de la nueva cárcel de Teruel está ya terminada tras una inversión total de 25 millones de euros –entre los dos módulos del proyecto–, pero no hay ninguna previsión de ocuparla debido a la caída de la población reclusa en España. La empresa Acciona Infraestructuras, contratista de las obras, dio por finalizados los trabajos la semana pasada, aunque quedan pendientes la retirada de las casetas de obra y el ajardinamiento de una pequeña parcela.


La construcción de un nuevo centro penitenciario de Teruel se planteó como la única opción de mantener abierta la prisión turolense, que, debido a su antigüedad y reducido tamaño, no resultaba viable. El proyecto ejecutado ha permitido duplicar la capacidad de acogida hasta los 440 internos con un incremento modesto del personal. Sin embargo, el número de internos actual, que ronda los doscientos, hace innecesario ocupar la segunda fase de las instalaciones porque hay espacio suficiente en el primer módulo, en uso desde verano de 2013.


El director del centro penitenciario, Julio Esteban, reconoció que "no está prevista" la ocupación de la segunda fase de las obras porque la capacidad actual es suficiente. Esteban explicó que hay varios factores que han reducido la población reclusa estatal, como la aplicación de penas sustitutivas del internamiento, como trabajos al servicio de la comunidad, o el cumplimento de las condenas impuestas a extranjeros en sus países de origen.


Julio Esteban defendió la ejecución de la nueva prisión porque si no se llevaba a cabo había que cerrar la cárcel antigua, que no cumplía la legislación penitenciaria al ser la única del Estado con dormitorios colectivos o brigadas. Añadió que cuando la Secretaría de Estado de Prisiones decida ocupar los dos módulos, las instalaciones estarán disponibles.


Las obras de la cárcel, ejecutadas por Acciona, supusieron una inversión cercana a los 25 millones de euros, repartidos a partes iguales entre la primera fase –ya en uso– y la segunda, sin fecha de estreno. Las obras, a las que optaron 25 constructoras, arrancaron a finales de 2012. A esta inversión hubo que sumar otros 823.901 euros en un edificio de oficinas y en el cuerpo de guardia, que corrieron a cargo de Marco Obra Pública S. A..


Julio Esteban señaló que hasta hace pocos años el problema de las cárceles españolas era de "superpoblación", pero la situación se ha invertido y todos los centros penitenciarios disponen actualmente de espacio suficiente. En caso de ocupar la segunda fase de la nueva cárcel, habría que incrementar la plantilla del centro, formada actualmente por 130 trabajadores.


El antiguo centro penitenciario fue demolido en su totalidad para habilitar el espacio a la nueva cárcel, organizada en dos módulos, que incorporan notables mejoras en materia de seguridad, confortabilidad y eficiencia energética.


La secretaria de Estado de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, visitó en 2010 la antigua cárcel de Teruel y anunció el proyecto para su sustitución. Julio Esteban, ya director en aquel momento, recordó que Gallizo se llevó una buena impresión del estado de conservación del centro, a pesar de su estructura anticuada.

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