Los turolenses llevan en su ADN vaquillero los ritmos de la charanga y ayer quedó bien demostrado. Fue empezar a sonar en la plaza del Torico la música de una de estas bandas populares y un enjambre de niños y padres rodeó de repente a los intérpretes y empezó a seguirlos en su recorrido por las calles del Centro Histórico.

La actividad infantil, organizada por la peña Los Ultramarinos, cosechó un éxito de público total y las caras de entusiasmo de los más pequeños fueron el mejor premio para el grupo de músicos, ‘La Charanga el 2.000’.

Teniendo en cuenta la corta edad de sus fans, el conjunto tiró de conocidas melodías televisivas, como ‘Susanita tiene un ratón’, ‘La gallina Turuleta’, ‘La vaca lechera’ o las tiernas canciones de la popular serie Heidi, que consiguieron animar tanto a niños como a padres.

«Ha sido una idea genial para los chiquillos», señaló Anabel Lahoz, que llevaba en brazos a su sobrina Patricia, de 9 meses, y tenía al lado a su hijo Adrián, de tres años.

Muchos padres aprovecharon la ocasión para iniciar a sus hijos en el aprendizaje del ‘paso vaquillero’, una forma peculiar de llevar el ritmo que permite seguir a la charanga durante horas sin que uno se canse demasiado, lo cual es muy útil en los tres largos días que duran las fiestas de la Vaquilla.

«Está muy bien que se entrenen en el paso vaquillero para cuando sean mayores. Esto son cosas de nuestra tradición», opinó convencida otra mamá, Mamen Pérez, que iba acompañada de sus hijos, Martina, de un año y medio y Alicia, de tres. No faltó de nada. Un pequeño grupo de niños portaba la pancarta que encabeza siempre el desfile de una charanga. ‘Peque vaquilleros’, rezaba el cartel.