La central térmica de Aliaga, abandonada desde 1982, podría convertirse en el segundo edificio industrial de carácter energético de España destinado a usos culturales. Un proyecto que promueve el Ayuntamiento de la localidad junto con la Fundación Iberoamericana de las Industrias Culturales y Creativas –entidad con la que ha firmado un convenio– persigue rescatar este enorme edificio de 76 metros de largo por 36 de ancho para su transformación en un centro cultural de referencia internacional. En él se organizarían estancias creativas y actividades lúdicas y recreativas capaces de impulsar el turismo en la zona, en regresión demográfica desde que dejó de funcionar la térmica.

En España existe un precedente en la central de Compostilla I, en Ponferrada (León), donde actualmente se ubica el Museo Nacional de la Energía. La central de Aliaga goza a su favor de un mayor interés arquitectónico, a juicio de la investigadora María Giménez, una de las mayores expertas en el complejo energético de la localidad turolense y colaboradora de la Fundación Iberoamericana. Frisos, molduras y vanos se abren paso en la gran mole de hormigón que, según la historiadora, se levanta siguiendo el modelo "de un gran templo de la energía".

Para lograr rescatar este complejo, que confiere a Aliaga de una imagen singular, el Ayuntamiento quiere que el Fondo de Inversiones de Teruel de 2016 financie una primera fase, que comprendería la adquisición del edificio, actualmente en manos privadas, así como la recuperación de los primeros edificios del complejo, la antigua garita de entrada y el almacén de suministro, espacios que permitirían comenzar a corto plazo su aprovechamiento turístico. También se incluye la limpieza del pantano.

El alcalde, Sergio Uche, espera que la nueva convocatoria del FITE no se demore es exceso, porque de estos fondos depende en buena medida que el proyecto salga adelante. Su intención es solicitar una partida para arrancar. "La iniciativa está todavía en embrión –señalaba el primer edil de Aliaga–, pero ya está generando interés y una cierta expectación tanto en el pueblo como fuera de él". "La central, que siempre ha sido un símbolo del municipio, lleva muerta muchos años, y creemos que su recuperación podría ser un revulsivo para la zona", agregó.

Uche sostiene que el proyecto se contempla a largo plazo –"12 o 13 años", dice–, ya que, si bien no se dispone todavía de un borrador económico, se presume que el coste podría ser elevado. "Sabemos que no es el mejor momento económico –reconoce–, pero alguna vez hay que empezar y pensamos que sería viable acometerlo por fases".

Entre las actuaciones más urgentes figura la retirada de elementos contaminantes que aún permanecen en la zona, como el amianto del tejado de uralita, azufre, grasas y fuel.

La central más potente

Con objeto de ir preparando el terreno, María Giménez está organizando junto con el Ayuntamiento una gran exposición sobre la central para este verano. Además de fotografías antiguas, la muestra incluirá la abundante información que ha ido recopilando para su proyecto de fin del master de gestión cultural que ha cursado en la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid.

Uno de los objetivos de la exposición es sensibilizar sobre la necesidad de recuperar y proteger este elemento patrimonial, que llegó a suponer el principal pilar de la economía de la zona. La central fue tras su construcción, en 1948, el complejo energético más potente de España, capaz de suministrar energía a toda la provincia de Teruel y a Zaragoza.

En 1958 fue objeto de una importante ampliación, a cuya inauguración asistió el ministro de Industria.