Los destrozos de infraestructuras continúan en el Bajo Aragón, un año después de las riadas

Las instituciones solo han llevado a cabo hasta ahora actuaciones de emergencia en los pueblos.

El puente del azud sobre el río Guadalope en Alcañiz continúa destrozado.
El puente del azud sobre el río Guadalope en Alcañiz continúa destrozado.
Laura Castel

Pasarelas rotas, árboles caídos y maleza taponando los arcos de los puentes forman parte de la herencia que un año después todavía se palpa en muchas riberas bajoaragonesas. Son los efectos de las crecidas de ríos como el Guadalope, Matarraña y Bergantes en marzo de 2015. Parte de las infraestructuras continúan dañadas y los cauces llenos de vegetación seca en muchas zonas, convirtiendo los espacios en un polvorín en caso de incendio y en obstrucciones potenciales si se repiten las fuertes precipitaciones.


Desde los municipios afectados aseguran que se han sentido "desamparados", porque no han recibido suficiente ayuda económica por parte de las administraciones, que en algunos casos aún continúan tramitando subvenciones. Localidades como Calanda o Aguaviva han realizado obras de emergencia con fondos propios que esperan recuperar. En Alcañiz, cuyas riberas aún siguen muy sucias, esperan ayudas para reparaciones.


El Ministerio de Medio Ambiente ha invertido a través de la CHE cerca de 16,9 millones en Aragón y en total, 30 en la cuenca del Ebro. De las 831 actuaciones, solo cinco se ejecutaron en la provincia de Teruel, donde se realizaron actuaciones de emergencia. Por parte de DGA se anunció la inversión de más de 3 millones para infraestructuras hidráulicas de los cuales.


En Alcañiz, las afecciones ascienden a 1,5 millones de euros según un informe remitido tras la riada al Ministerio de Medio Ambiente, DGA, Subdelegación del Gobierno y la CHE. La Confederación actuó con sus máquinas retirando árboles caídos y en zonas de acceso. No obstante, la ribera del Guadalope continúa muy sucia y con todo su mobiliario roto (pasarelas, farolas y elementos de los parque). También se han plantado 300 olmos resistentes a la grafiosis (enfermedad ocasionada por hongos), pero continúan sin repararse infraestructuras como pasarelas, tendido eléctrico, parques y juegos infantiles. El Consistorio únicamente ha invertido 50.000 euros en colocar grava en la ribera. "Un año después, del ejecutivo autonómico no hemos recibido ni un euro", remarca el alcalde, Juan Carlos Gracia Suso.


En Calanda, la CHE no llegó a actuar, aunque los daños fueron menores. Quedaron afectados muchos caminos en los que intervino de urgencia el Ayuntamiento con fondos propios que esperan recuperar y para ello concurren a una convocatoria del Ministerio a través de la Diputación. Tratarán de conseguir más financiación para culminar una recuperación íntegra. El presupuesto de la memoria asciende a casi 67.000 euros e incluye siete caminos. "Se ha vuelto a demostrar que los ayuntamientos somos la única institución capaz de solucionar los problemas de nuestros vecinos de forma rápida y eficiente. Si tuviéramos financiación, no necesitaríamos a la CHE ni a los gobiernos, que han demostrado su lentitud", afirma el alcalde, José Ramón Ibáñez.


En Aguaviva critican la nula ayuda, ya que el río continúa igual que después de la crecida. "Solo nos quieren para construir un pantano en el Bergantes pero para limpiar las riberas, ya no vienen", comenta su alcalde, Aitor Clemente. Piden que la CHE ejerza sus funciones y limpie. El Ayuntamiento arregló caminos afectados de unas lluvias anteriores, gasto que esperan que les abone el Ministerio. También acondicionaron unos accesos de camino que atraviesan el río.


La alcaldesa de Castelserás, Esperanza Goni, alerta de que el río continúa repleto de maleza y árboles caídos. "Ha quedado mucha basura seca que en caso de fuertes lluvias, taponaría el agua", concluye.

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