Carlos Hernández: “Podremos observar en Javalambre hasta 200 millones de galaxias”

Científico del Centro de Física del Cosmos de Aragón, Cefca, ha liderado una investigación internacional con la que se ha descubierto una materia escondida en las galaxias.

Carlos Hernández Monteagudo, en las instalaciones del Cefca en Teruel.
Carlos Hernández Monteagudo, en las instalaciones del Cefca en Teruel.
jorge escudero

-Su trabajo de investigación ha permitido detectar por primera vez grandes cantidades de una materia, que se llama bariónica alrededor de galaxias. ¿Por qué es tan importante para la humanidad este descubrimiento?

-Nos ayuda a entender cómo se forma la estructura en el Universo, en general, y cómo se forman las galaxias, en particular; por qué estas van creciendo, chocando unas sobre otras. Abre la ventana a observaciones con mayor precisión y a hacer nuevos catálogos de galaxias cercanas.


-¿Llegaremos con investigaciones como esta a entender cuál es el origen del Universo?

-Estas investigaciones son un paso más para entender cómo hemos llegado al Universo que tenemos; de qué está hecho.


-¿Ya se conocía esta materia, parte de la cual dicen que estaba escondida?

-A nivel científico ya se conocía, estamos familiarizados con ella, porque forma parte de la composición de los planetas, de todos los objetos, incluso de los seres humanos.


-¿Y cuál es entonces su relevancia científica?

-Hemos descubierto nubes de este tipo de materia alrededor de galaxias que no se habían detectado antes y que suponen un gran porcentaje ­–como la mitad– de la cantidad de este tipo de sustancia que existe en el Universo. El 90% de estas partículas, bariones, que se crearon en los primeros instantes del Universo, tras el Big Bang, están en forma de gas ionizado, difuso y caliente. Y hasta ahora solo una pequeña porción de este gas, la más caliente, es la que se había detectado. En el fondo, son una nube de protones y electrones flotando en el espacio.


-¿Cómo la han podido localizar si no es visible al ojo humano?

-Tengo que decir que hemos detectado esta materia en el Universo más cercano, que tiene cerca de 14.000 millones de años y por tanto las galaxias están relativamente cerca. Para ello, hemos usado los mapas obtenidos por el satélite Planck, que fue lanzado por la Agencia Espacial Europea en 2009 y estuvo escaneando el cielo hasta el año 2012.


-¿Solo a través de mapas han podido establecer la existencia de esta materia invisible?

-Sí y con la física. El satélite mide el cielo en diferentes frecuencias y con ello nos permite ver la radiación del fondo cósmico. A nivel sencillo, podemos decir que se trata de calcular la radiación que emite.


-¿Y por qué no se ha podido medir antes?

-No teníamos datos tan precisos de la radiación del fondo cósmico. El Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (CEFCA?), donde yo trabajo, es miembro de la colaboración europea con Plank y también yo, que llevo trabajando en este tema desde 2013, por lo que tenemos acceso a estos medios, pero solo los mapas de mayor calidad se han hecho públicos este año.


-Supongo que la tecnología es básica para obtener esa calidad de cartografiado que se necesita.

-Sí, este satélite ha costado un gran esfuerzo humano, 400 millones de euros y veinte años de trabajo y además ha durado dos años.


-¿Dura tan poco un satélite?

-Duró dos años porque consta de detectores que estaban enfriados con helio líquido y este gas se va agotando a medida que va operando.


-¿Las observaciones que se realicen en Javalambre contribuirán a realizar proyectos de este tipo?

-Lo bueno que tiene el telescopio T250, el más grande que tenemos y todavía sin funcionar al cien por cien, es que va a barrer con mucha precisión grandes áreas del Universo en muy poco tiempo, y va a asignar distancia a las galaxias con mucha más precisión que ningún otro telescopio del mundo. No va a haber un cartografiado tan profundo y preciso.


-¿Esto permitirá estudiar la energía oscura, el objetivo principal del proyecto del Cefca?

-Una vez que tengamos ese cartografiado, las posibilidades son inmensas, se puede hacer mucha física, incluido investigar la energía oscura, que es todavía la gran desconocida. Es una forma de materia que hace que el Universo se expanda aceleradamente en contra de lo que se creía hasta hace quince años.


-¿Es preocupante que el Universo se expanda más rápido de lo que se creía?

-No, nos vamos a morir igual, pero sí es importante desde el punto de vista de la física.


-En el proyecto que acaban de publicar en una revista científica se habla de fluctuaciones de luz en 200.000 galaxias. ¿No son muchas?

-No son tantas, si tenemos en cuenta que en un futuro, está prevista la observación en Javalambre de muchas más, exactamente de 200 millones de galaxias. Por eso estamos montando un centro de datos inmenso en la sede del Gobierno de Aragón en Teruel.


-Al telescopio T250 le falta su potente cámara panorámica. ¿Cuándo la tenga, el observatorio de Javalambre puede dar nuevas sorpresas?

-Esperamos que sí. Ese es nuestro compromiso. La técnica que vamos a usar es innovadora. El telescopio mide dos metros y medio. No es excesivamente grande, pero es un señor telescopio. Seremos capaces de proporcionar un cartografiado mucho más completo. Otros telescopios, que son diez veces más caros y más grandes, analizan cinco millones de galaxias, nosotros mediremos la distribución espacial de 200 millones de galaxias.


-¿Es tan bueno el cielo de Teruel para la observación astronómica?

-En el pico del Buitre no hay apenas contaminación lumínica. No es cero, porque podemos ver el resplandor de Valencia, pero es un cielo muy limpio. Cuando la atmósfera está tranquila y sin borrascas, nosotros, a 2.000 metros de altitud, estamos a un nivel de observación comparable a cualquiera de los observatorios que se sitúan a 4.000 o 5.000 metros de altitud, como los de Hawái o Chile.

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