Ariño y Alloza: donde los niños van contentos a clase

El CRA que aglutina a las dos localidades acaba de recibir de la DGA el reconocimiento de actuaciones ejemplares por llevar a cabo innovadores proyectos de educación.

En Ariño y Alloza, dos localidades de la Cuenca Minera turolense, los niños siempre van contentos a clase. El Centro Rural agrupado, CRA, que aglutina a los colegios de Infantil y Primaria de ambos municipios, es el responsable de que los escolares asistan a sus escuelas con una mayor motivación. Desarrolla desde hace varios años dos programas de innovación educativa relativos a la aplicación de las llamadas TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) y a un sistema de aprendizaje basado en la organización de grupos interactivos dentro de la comunidad educativa.


Los docentes dicen que estos dos sistemas pedagógicos han dado muy buenos resultados. Han sido valorados, incluso, por el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, quien acaba de concederles el reconocimiento de actuaciones ejemplares, un programa con el que la DGA persigue fomentar la calidad de los centros docentes y distinguir el trabajo que realizan.


El CRA turolense ha sido uno de los tres colegios aragoneses que han obtenido la distinción. Los otros dos son los CEIP José Antonio labordeta y lucién Briet de Zaragoza.


Uno de los proyectos innovadores está ya muy consolidado en la cuenca minera turolense. Ariño y Alloza fueron pioneros en 1995 con la incorporación de tablets en las aulas, pero progresivamente las TIC han aumentado su presencia de manera que ahora están completamente integradas en todo el horario escolar y para todas las asignaturas. "No significa que solo estemos con el ordenador; los alumnos pintan, cantan, realizan otras actividades", puntualizaba la directora del CRA, Isabel Rodrigo. Pero el equipamiento no es gratuito; son las familias las que compran la tecnología portátil personal.


La segunda iniciativa educativa nació con el nuevo siglo y como tal persigue una forma nueva de educar. Los profesores han logrado la implicación en el centro escolar de la comunidad familiar y de voluntarios que, en muchos casos, no tienen vinculación alguna con las aulas por no tener hijos escolarizados. Es lo mismo, se han creado comisiones con grupos interactivos de personas que colaboran en la biblioteca, en los comedores o en los huertos escolares. Para completar el proyecto, la escuela se ha abierto a la sociedad y todo aquel adulto que quiera ampliar sus conocimientos puede hacerlo.


La directora asegura que más que rentabilidad académica, los resultados de estos dos proyectos son "del día a día; de que los alumnos vengan contentos y motivados a la escuela". Asegura que obtienen, asimismo, "unas destrezas que les van a servir en un futuro". La docente dice que en las aulas de Ariño y Alloza, que cuentan con 83 escolares, 16 de ellos procedentes de la inmigración, se atiende a la diversidad y asegura que el trabajo innovador "permite la igualdad de oportunidades para todos los alumnos y fomentar sus potencialidades".


El reconocimiento de la DGA no supone ayudas económicas. A pesar de eso, los docentes lo consideran "una satisfacción por hacer un trabajo con métodos diferentes".

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