A salvo, el templete barroco de San Roque

La iglesia de Calamocha ha recuperado su baldaquino, una estructura que da cobijo al altar única en su género en la provincia, que presentaba riesgo
de desplome.

El andamio instalado para restaurar el baldaquino ha sido desmontado esta semana.
El andamio instalado para restaurar el baldaquino ha sido desmontado esta semana.
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El baldaquino de la iglesia de Calamocha, un templete barroco de madera policromada que cobija la imagen de Santa María, es la única pieza religiosa de esta tipología que se conserva en la provincia. Y si no se hubiera acometido una restauración de urgencia, podía haber sido la última. Su estructura se encontraba seriamente dañada, con cinco de los seis brazos que sujetan la pequeña cúpula (cupulín) fracturados. La actuación, llevada a cabo por la Fundación Santa María de Albarracín, también permitió comprobar que dos de estos elementos, además se habían desplazado 20 centímetros, por lo que presentaba una precaria estabilidad. El restaurador Fabián Pérez Pacheco asegura que mantenían un ligero apoyo en las seis columnas que se posan sobre el suelo de apenas un centímetro.


La intervención se llevó a cabo de forma intensiva, en dos semanas, con objeto de evitar la caída de este colosal templete del siglo XVIII, sobre cuyo remate se sitúa la escultura de SanRoque, el patrón de la localidad.


?Fabián Pérez Pacheco, recordaba el difícil equilibrio que mantenía la pieza cuando su equipo de trabajo se puso manos a la obra, después de que el párroco de la iglesia advirtiese que dos de los brazos se encontraban rotos y desplazados. El problema era más grave, y de hecho, el restaurador se alarmó de su estado en cuanto apreció que podía haberse desplomado en cualquier momento. Como consecuencia del desplazamiento, la escultura de San Roque colgaba literalmente de la bóveda del templo. "Tan solo la figura del perro permanecía sujeta al cupulín", explicaba el restaurador.


Los trabajos han consistido en corregir las deformaciones, consolidar los elementos y en reimplantar los dorados y el volumen perdidos. El restaurador considera que el problema surgió por la presión que soportaban los brazos del baldaquino como consecuencia de una actuación no demasiado acertada realizada hace una década.Una caja de hojalata

La pieza litúrgica, de gran valor artístico, reservaba una sorpresa. En el hueco que dejó la escultura de San Roque al desplazarse la pequeña cúpula se hallaba escondida una caja circular de hojalata, que nunca hubiera salido a la luz de no ser por el problema estructural ya subsanado. En este estuche permanecían bien conservados dos papeles manuscritos en los que el alcalde de Calamocha de mediados del siglo XVIII, Juan Antonio Valero, describe todas las actuaciones realizadas en la iglesia y el nombre de los autores y donantes de las mismas. El texto termina justo cuando se aplica el primer pan de oro en la frente de San Roque.

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