Arde un autobús en la A-23

No hubo que lamentar heridos ya que los pasajeros pudieron descender del autobús a tiempo.

Autobús en llamas en la A23.
Autobús en llamas en la A23.
Javier Irigoyen

Un autobús de línea regular que realizaba el trayecto Valencia-Zaragoza con escala en la capital turolense se incendió este lunes en la autovía Mudéjar o A-23 a la altura de la localidad castellonense de Barracas, a apenas cuatro kilómetros del límite provincial con Teruel.


El suceso, debido a una avería en el motor, no causó ningún herido, pues los siete pasajeros -todos adultos- y el conductor tuvieron tiempo de abandonar el vehículo e, incluso, en el caso de los primeros, de sacar su equipaje del maletero.


El accidente se produjo sobre las 8.05, cuando el autobús acababa de subir las llamadas Cuestas del Ragudo. El conductor, al saltar una alarma en el cuadro de mandos, detuvo el vehículo en el arcén y bajó del mismo, percatándose de que salía mucho humo de la parte trasera. Una vez que los viajeros ya estaban fuera del autobús y habían cogido sus maletas, el chófer intentó apagar el fuego con un extintor, pero fue necesaria la actuación de dos dotaciones de bomberos que se desplazaron desde Segorbe (Castellón) para poner fin a las llamas, que redujeron el vehículo prácticamente a un amasijo de hierros.Trasladados a un restaurante

La Guardia Civil, que también se personó en el lugar del accidente, se ocupó de trasladar a los pasajeros en sus vehículos oficiales hasta un restaurante de Barracas que se encontraba a unos 500 metros de distancia, puesto que a esas horas de la mañana hacía frío y soplaba bastante viento. Los viajeros aguardaron allí una media hora, hasta que otro autobús desde Valencia acudió a recogerlos y los llevó a su destino.


Una trabajadora del restaurante que atendió a los viajeros, Neli Tafur, explicó que, a excepción de una mujer que, al salir rápido del autobús, resbaló en el barro y sufrió una caída manchándose la ropa, ninguno de los pasajeros relató problema alguno. No obstante, afirmó que todos ellos estaban «un poco asustados».


El humo y las llamaradas que salían del autobús obligaron a cortar durante más de tres horas un tramo de 500 metros del carril derecho de la autovía en sentido Teruel. Fuentes de la Guardia Civil explicaron que, gracias a que el viento soplaba en dirección al campo, fue posible mantener abierto el carril izquierdo, permitiendo el paso del tráfico. La situación en la A-23 se normalizó por completo a las 11.34, una vez que el vehículo quemado fue retirado de la carretera por una grúa y los servicios de mantenimiento del Ministerio de Fomento limpiaron la calzada.


El vehículo incendiado, propiedad de la empresa Autobuses Jiménez, había sido fabricado en 2006. El gerente de la compañía, Juan Francisco Jiménez, subrayó ayer que el autobús «era bastante nuevo, estaba en perfectas condiciones y dotado con los más modernos sistemas de seguridad». Aseguró que, gracias a todo ello y también a la buena preparación del conductor, los viajeros pudieron ser desalojados con tiempo suficiente del autobús.


Jiménez explicó que un equipo de peritos examinará los restos del vehículo para determinar la causa de la avería técnica que originó el incendio. El empresario negó que la subida de las Cuestas del Ragudo pudiese haber afectado al motor. «Estos coches tienen más de 450 caballos de potencia y suben esas cuestas sin ninguna dificultad», explicó. Destacó que su flota de autobuses registra un índice de incidencias muy escaso, de tan solo un 0,1%. A los viajeros afectados por la avería se les devolvió el importe del billete.