La población de Santa Eulalia del Campo se volcó ayer en el nombramiento del notario Honorio Romero como Hijo Predilecto, un acto que se desarrolló en una abarrotada iglesia parroquial. El evento se trasladó al templo a última a hora ante la imposibilidad de alojar a todos los vecinos que querían asistir en la sede inicial, la casa consistorial. El alcalde, Héctor Palatsi, definió a Romero como «el mejor embajador» de la localidad y afirmó que siempre ha prestado todo su apoyo al Ayuntamiento y a los vecinos que lo han necesitado de forma «desinteresada».

El encargado de repasar la trayectoria de Honorio Romero –presidente de la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y exvicepresidente de Ibercaja– fue el turolense Manuel Pizarro, adjunto a la presidencia de El Corte Inglés. En su intervención, destacó los estrechos vínculos de amistad que le unen con el homenajeado y sus virtudes personales y profesionales. «Es un hombre honrado a carta cabal y una persona ejemplar», dijo. A juicio del introductor, la sociedad actual ha perdido referentes morales y Honorio Romero puede ser un espejo en el que mirarse por ser un hombre intachable «en su vida personal, familiar y profesional, además de comprometerse con todo tipo de causas justas que llegan a sus manos». 

En el caluroso homenaje, Romero estuvo acompañado en la presidencia del acto del alcalde, del presidente de las Cortes, José Ángel Biel, de Pizarro ydel cardenal Santos Abril, natural de la vecina Alfambra. Entre el público se encontraban también destacadas personalidades de la política, la judicatura y la empresa aragonesas, entre ellos el vicepresidente del Grupo HERALDO, Fernando de Yarza Mompeón. 

Biel describió al galardonado como «un hombre bueno, de profundas convicciones y comprometido». El presidente de las Cortes destacó el consenso y la unidad que ha suscitado el nombramiento de Honorio Romero como Hijo Predilecto de Santa Eulalia. El presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Manuel Teruel, paisano del homenajeado, destacó el compromiso de Romero con su localidad natal y se mostró «orgulloso» de ser su amigo.

La participación de Santos Abril en el homenaje le hizo recordar el año y medio que pasó «felizmente» en la localidad como sacerdote nada más completar su formación en el seminario. Señaló que Honorio Romero fue durante aquella etapa uno de sus monaguillos y le felicitó por haber dado siempre «lo mejor de sí mismo».