Diez mil personas acuden a Calamocha para ver a los danzantes de San Roque

Unos 500 vecinos participaron ayer en un baile que recorre las calles de la localidad durante más de tres horas

Vecinos y visitantes presenciaron ayer el dance, declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
Diez mil personas acuden a Calamocha para ver a los danzantes de San Roque
J. Escudero

Ataviados con el tradicional traje blanco, la faja azul y el cachirulo rojo, más de 500 calamochinos danzaron ayer por las calles del municipio para honrar a San Roque, una costumbre que se remonta a 1885. Durante más de tres horas, los participantes –de entre 7 y 60 años– recorrieron la distancia que separa la iglesia de Santa María la Mayor de la ermita de San Roque, desde donde regresaron de nuevo a la parroquia para asistir a la tradicional misa. 


El cierzo y la agradable temperatura registrada, que rondó los 20 grados, hicieron más llevadero el esfuerzo de los bailadores del dance, declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón. «Esta climatología es buena para bailar, aunque cuando rompes a sudar, te quedas frío y tienes que calentar de nuevo la musculatura», matizó Joaquín Peribáñez, alcalde de Calamocha, uno de los fieles a la cita. Entre los danzantes, organizados de menor a mayor edad, se encontraban Francisco Marco e Isidro López, los últimos de la hilera de más de 200 metros que forman los participantes. Nada más y nada menos que 47 y 44 años, respectivamente, llevan bailando estos dos calamochinos. «Al principio era monaguillo y llevaba la cruz al inicio de la procesión, pero después la cambié por las castañuelas», comentó Francisco. 


Para Isidro, que lleva desde los 12 años danzando, la devoción al santo es lo que le empuja a continuar con la tradición, a pesar del esfuerzo físico que supone. «Llegué aquí con 12 años y cuando lo vi, rápidamente quise participar. Ahora mis hijos y mis nietos bailan también», añadió. 


El baile, motivado por una gran epidemia de cólera que asoló la localidad, cuenta actualmente con muchos adeptos, aunque hubo una época en la que participaban muy pocas parejas. «El futuro está asegurado, pues participa mucha gente teniendo en cuenta que tenemos poco más de 4.000 habitantes», explicó el primer edil. La Peña La Unión, que aglutina a la mayoría de los jóvenes de la localidad, se encarga desde finales de julio de enseñar el baile y el manejo de las castañuelas a los que quieren iniciarse en esta tradición. Peribáñez aseguró que en estos días la población alcanza las 10.000 personas, ya que son muchos los que se acercan desde las 11 pedanías de Calamocha y también de los pueblos de alrededor. 


Además de los bailadores, los voluntarios o ‘dicheros’ acapararon gran parte de la atención del público. Por turnos y para dar un respiro a los danzantes, los vecinos leyeron los ‘dichos’, unos poemas con los que repasaron la actualidad local y nacional en tono desenfadado. «Suelen ser críticas dirigidas hacia el Ayuntamiento o también un reconocimiento de alguna buena acción», comentó el alcalde. Carlos Padilla, uno de los ‘dicheros’, destacó la labor de las asociaciones culturales, industriales, sociales, festivas y religiosas del municipio. También hubo referencias a la crisis y alabanzas a los nuevos emprendedores que se han decidido a montar un negocio en el municipio. 


Hoy, los menos madrugadores bailarán de nuevo en honor a San Roque en una procesión que recorrerá las calles del casco viejo de la localidad. Los danzantes estarán acompañados de la corporación municipal, el párroco y la Reina y las Damas de Honor de 2014.