Albentosa reivindica un pozo y 300 hectáreas de regadío para potenciar su producción trufera

El Departamento de Agricultura apoya el proyecto, que tiene un coste aproximado de tres millones de euros

El truficultor Fernando Colás y la alcaldesa, Yolanda Salvador, en una plantación trufera de Albentosa.
El truficultor Fernando Colás y la alcaldesa, Yolanda Salvador, en una plantación trufera de Albentosa

Albentosa reivindica un regadío social para potenciar su truficultura, un sector en plena expansión al igual que en la vecina Sarrión. El Ayuntamiento y la asociación local de truficultores se han dirigido al Departamento de Agricultura para reclamar apoyo financiero con el propósito de construir un pozo que garantice la supervivencia de las truferas, amenazas por la extrema sequía que azota a toda la comarca de Gúdar-Javalambre.


En un segundo paso, el Consistorio y los agricultores proponen la creación de un regadío social especializado en la truficultura que tendría una superficie de 300 hectáreas y un presupuesto aproximado de 3 millones de euros. El cultivo de la trufa está en plena expansión en Gúdar-Javalambre al calor de los altos precios que se pagan por este hongo y de su buena salida comercial.


El presidente de la Asociación de Futuros Regantes de Fuen del Cepo, Fernando Colás, explicó que la apertura de un pozo en el municipio abarataría significativamente el coste del transporte del agua para las truferas, que ahora se dispara hasta los 3.000 euros por hectárea y pone en entredicho la viabilidad de las explotaciones. A pesar de su alto coste, el riego es imprescindible para "que no se muera el hongo de la trufa", según Colás.


Los truferos agrupados en la Asociación de Futuros Regantes señalan que, si el Gobierno aragonés asume la perforación del pozo ?con un coste que ronda los 100.000 euros, entre el estudio hidrológico previo y la perforación?, los regantes podrían construir la balsa de almacenamiento para llenar las cubas de riego.


La superficie a regar se reparte entre Albentosa y el barrio de Fuen del Cepo. La apertura de un pozo rebajaría drásticamente los costes de transporte porque ahora los truferos tienen que desplazarse a Sarrión o a La Puebla de Valverde para llenar sus cisternas.


Fernando Colás señaló que si la DGA considera viable la creación de un regadío social en Albentosa, los futuros regantes estudiarían la posibilidad de financiar

el pozo y la balsa inicial como su aportación a la futura zona regable.


La alcaldesa, Yolanda Salvador, afirmó que la pujanza de la truficultura ha dinamizado la economía y la demografía locales. Añadió que la producción trufera ha propiciado la recuperación de tierras que estaban yermas y puede ser "una de las mejoras vías para sostener e incluso incrementar la población". Salvador señaló, no obstante, que debido a la sequía que azota a la comarca urge construir un pozo para riego. Indicó que los primeros estudios apuntan a que hay reservas de agua suficientes en el subsuelo.Sarrión, el precedente

El principal referente de regadíos para truficultura están el municipio vecino de Sarrión, que se ha consolidado como el mayor centro productor de trufa cultivada de España con sus 3.000 hectáreas dedicadas a esta actividad. Los regantes y el Ayuntamiento batallan desde hace años por la creación de una zona regable que garantice las cosechas, ahora dependientes de la meteorología. Esta situación produce grandes oscilaciones de producción y amenaza la pervivencia de las truferas.


Como primer paso, el Gobierno aragonés perforó tres pozos con buenos resultados de caudal. Posteriormente, elaboró un proyecto de regadíos que englobaría 1.097 hectáreas de truferas y que tiene un presupuesto de 15 millones de euros. La DGA mantiene contactos con la sociedad pública Acuamed para ejecutar las obras.


Los agricultores, ante la tardanza de los regadíos, en 2012 pusieron en marcha con sus propios medios uno de los tres pozos y construyeron una balsa de almacenamiento contigua para regar las truferas con cubas. Se trata de una solución costosa pero que garantiza unos mínimos de producción a la espera del regadío.