La intensa sequía que sufre toda la provincia castiga especialmente a Gúdar-Javalambre

Las zonas limítrofes con Castellón y Valencia han recibido entre el 25% y el 50% de la precipitación habitual

Julián García aprovecha el cereal sembrado como pasto ante la imposibilidad de cosecharlo.
Julián García aprovecha el cereal sembrado como pasto ante la imposibilidad de cosecharlo

El sudeste de la provincia de Teruel sufre una fuerte sequía particularmente intensa en la comarca de Gúdar-Javalambre, con una precipitación acumulada en el presente el año hidrológico –desde el 1 de octubre de 2013– que oscila entre el 25% y 50% de la media de los últimos treinta años. Los agricultores, que dan por perdida la cosecha, sueltan los rebaños de ovino en los sembrados para aprovechar los brotes de cereal como pasto. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el presente año hidrológico es "muy seco" en el sur y sudeste de la provincia.


La sequía se acentúa hacia la Comunidad Valencia. Algunos municipios limítrofes con Levante han recibido menos de 60 litros por metro cuadrado desde el 1 de octubre de 2013. Según la Aemet, la situación no es mucho mejor en el resto de la provincia, con una precipitación acumulada en los últimos siete meses que oscila entre el 50% y el 75% de la media de las últimas tres décadas, salvo el extremo norte, que roza la normalidad.


Los agricultores consideran que, aunque llueva a corto plazo, la cosecha de cereales se ha perdido ya en un 90% en Gúdar-Javalambre. Juan Villar, de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), advirtió de que "lo peor" de la sequía se vive en la confluencia con la provincia de Valencia, en localidades como Albentosa, San Agustín o Sarrión. En el Jiloca y en la comarca de Teruel, los daños rondan el 75% de la producción, aunque estas áreas cuentan con la ventaja de que la cobertura de los seguros agrarios es superior a Gúdar-Javalambre.


Julián García, agricultor y ganadero de Albentosa, no recuerda "ninguna sequía como esta". Aseguró que "nadie había visto" que en mayo se dé por perdida la recolección del cereal y "se meta el ganado en los campos para aprovechar las plantas antes de que se terminen de secar". Añadió que, si en los campos de cereal la situación es muy difícil para el ganado, fuera de los cultivos "todavía es peor, porque no hay nada de hierba".


Ángel Pérez, agricultor de Arcos de las Salinas, dijo no haber visto una situación tan delicada como la actual. "Ha hecho mucho calor y todos los cultivos están muy adelantados, con lo que todavía sufren más por la sequía", explicó. Recordó, como ejemplo, que el año pasado de 5 hectáreas de pipirigallo sacó 400 balas de forraje, "y este año ni siquiera se podrá segar".


En los siete primeros meses del año hidrológico –de octubre a abril–, solo febrero superó la media de los últimos treinta años en Gúdar-Javalambre. Octubre, un mes habitualmente lluvioso, se quedó en menos del 20% de la media. Noviembre, diciembre, marzo y abril oscilaron, según zonas, entre el 20% y el 80%. Enero y abril se movieron entre el 40% y el 100%. Febrero, un mes poco propenso a las precipitaciones, se disparó hasta el 180% de la media en algunos puntos.


Gerardo Sanz, jefe de predicción de la Aemet en Aragón, señaló que Levante padece un problema de "sequía extrema que, por proximidad, afecta también a Teruel". Según detalló, la escasez de precipitaciones se debe al predominio de la "circulación" atmosférica del oeste, que impide la llegada de vientos húmedos del Mediterráneo a Levante y a Teruel.


La DGA prevé una evolución "mala" de los cultivos, sobre todo en el Jiloca, la Hoya de Teruel y en las tierras cercanas a Valencia. Por otro lado, el riesgo de incendios forestales se dispara. Una portavoz del Departamento de Medio Ambiente señala que "la zona más problemática" es el sur de Teruel, "especialmente las comarcas de Albarracín y Gúdar-Javalambre", donde este fin de semana hay alerta por peligro de fuego.


A pesar de sequía, Gerardo Sanz afirma que el año hidrológico "todavía puede arreglarse" en los 5 meses que restan si la recta final de mayo es lluviosa y si se registran tormentas estivales, frecuentes en las sierras del sudeste provincia. Aclara, no obstante, que "tendría que llover mucho" para normalizar la situación.