Si no llueve en 7 días, el 30% de la cosecha se perderá

Los agricultores de la Hoya de Teruel y el corredor del Jiloca advierten de la grave situación del campo por la sequía primaveral.

El sector agrícola aragonés el más afectado por la decisión de Rusia de no importar
Miguel Ángel Dolz, agricultor de Valdecebro, muestra la tierra seca y las plantas minúsculas.
A. García / Bykofoto

La falta de lluvias durante esta primavera está poniendo en grave riesgo la producción de cereal en la provincia de Teruel, una actividad de la que depende, ya sea directa o indirectamente, un 20% de la población y a la que se destina el 80% del territorio agrícola turolense.


Las zonas peor paradas son el entorno de la capital turolense, conocido como Hoya de Teruel, y el corredor del Jiloca, es decir, los terrenos agrícolas de municipios comunicados por la autovía Mudéjar, como Ferreruela, Calamocha, Santa Eulalia, Cella, Villarquemado o Sarrión.No obstante, en la comarca del Bajo Aragón, donde las temperaturas más suaves y la escasa altitud sobre el nivel del mar hacen que el crecimiento de las espigas vaya muy adelantado, la necesidad de agua es también muy urgente en estos momentos para que no se malogre lo que podría ser una buena cosecha.


Según puso de manifiesto ayer el presidente del sindicato agrario Asaja en Teruel, José Manuel Cebollada, un 30% de la cosecha cerealista se perderá si no llueve en los próximos siete días, es decir, en lo que queda de abril. Si la sequía se prolongase hasta mediados de mayo, la cosecha se vería reducida a la mitad de las expectativas mientras que si la falta de agua persistiese más allá de dichas fechas, solo se salvarían los trigos y las cebadas de campos de regadío.

Invierno seco

El escaso margen que da el cereal a las precipitaciones se debe a que el campo parte de una primavera muy seca y de un invierno en el que no ha nevado allí donde es frecuente que lo haga. Por ello, la tierra está seca y las plantas han crecido en unas condiciones adversas que en nada favorecen su desarrollo.


"La situación es muy preocupante. No llueve. Las borrascas pasan de largo sin dejar en Teruel ni una gota de agua. Donde más ha caído han sido 12 o 13 litros y eso no es suficiente para lo que demanda el cereal en estos momentos de su fase de crecimiento", advirtió Cebollada. "En algunos sitios, como el Bajo Aragón, la planta está empezando a espigarse y eso son pérdidas seguras si no llueve en menos de siete días", agregó.


Cebollada quiso llamar la atención sobre la dura crisis que afecta a los agricultores, quienes sufren frecuentes pérdidas de producción por las condiciones meteorológicas y climáticas de cada zona, se costean seguros agrarios muy caros y reciben escasas ayudas estatales. "Sabemos que se trata del problema de tener el negocio al aire libre, pero no podemos quedarnos en eso y seguir parados; el campo necesita apoyo y hay que reivindicarlo", resaltó el sindicalista.


José Manuel Cebollada explicó que el sector agrícola tiene todavía un gran peso en la provincia de Teruel. "No viven solo de ella los agricultores que cultivan los campos, sino también quienes fabrican y venden abonos y quienes los transportan", afirmó.

En las zonas cerealistas más altas de la provincia, como la Sierra de Albarracín o el altiplano del Campo de Visiedo, donde las temperaturas son más bajas en invierno y primavera, la producción de cereal es más tardía y por tanto el trigo y la cebada aún podrían soportar entre 15 y 20 días sin recibir agua.

"Necesitamos ayudas"

Para Miguel Ángel Dolz, que cultiva cereal en Valdecebro, los agricultores deberían recibir ayudas cuando la sequía daña sus cosechas. Explica que, mientras resulta sencillo asegurar la producción ante el pedrisco –debido a que los daños son más concretos–, es mucho más complejo garantizar unos ingresos que dependen de la lluvia, pues en este caso se valoran además otros factores.


Agrega que en Teruel los periodos de sequía son frecuentes. "Aquí solo llueve cuando las nubes vienen de Valencia, y este año también allí falta agua", dice. El agricultor lamentó que el precio del trigo ha bajado mientras los costes productivos suben. Añadió que las ayudas europeas de la PAC solo cubren "el 50% de los gastos".


"A los agricultores nos están recortando por todos los lados. Hemos perdido el 15% del poder adquisitivo que teníamos, no en 2009, cuando comenzó la crisis, sino en el año 2000, y eso es muy grave", explicó Dolz.