Los vecinos de Alfambra, volcados con la Subida a la Encomienda

La fiesta medieval, que cumple este año
su décimo aniversario, es un importante reclamo turístico para el municipio.

Decenas de personas han visitado estos días Alfambra para recordar un pedazo de su historia feudal a través de la recreación teatral de la Subida a la Encomienda, en la que se pone de manifiesto la importancia que tuvo su castillo con la presencia en el recinto en época medieval de hasta cuatro órdenes militares. El hilo conductor de la escenificación se basa en un hecho histórico: el momento en el que el conde don Rodrigo exigía los diezmos a los aldeanos de la zona, que habitualmente tenía lugar durante el Domingo de Resurrección.


La celebración, que este año cumple su décimo aniversario, ha logrado consolidarse paso a paso, según señalaba el alcalde de la localidad, Francisco Abril, de tal manera que estos días más de 300 personas han participado directamente en la recreación o ambientación teatral confeccionando y vistiendo indumentaria medieval. Es, según el primer edil, una cifra reveladora, teniendo en cuenta que Alfambra tiene 600 vecinos empadronados.


La Subida a la Encomienda cuenta cada año con más adeptos y con un mayor número de actos que se van incorporando al programa. Desde el jueves hasta hoy, las calles y plazas de la localidad son escenarios de un repertorio de episodios teatrales inspirados en su historia. Entre todas las actividades, este año se ha destacado el 840 aniversario de la entrega del castillo al conde Rodrigo por el rey Alfonso II.


Francisco Abril considera que la recreación, además de servir para dar a conocer el pasado de la localidad, es un revulsivo económico para Alfambra y los pueblos del entorno. De hecho, se calcula que durante este fin de semana han disfrutado de la fiesta entre 4.000 y 5.000 visitantes. El Ayuntamiento pretende impulsar su promoción con la declaración de la Subida a la Encomienda como Fiesta de Interés Turístico Autonómico, una figura que ya puede solicitarse al haber cumplido su décima edición y que, a juicio del alcalde, contribuirá a proyectar la fiesta en el exterior.


El Ayuntamiento pretende, asimismo, mejorar la celebración promoviendo un ligero cambio de fechas. Francisco Abril señaló que la idea es procurar que la Encomienda tenga lugar del sábado al Lunes de Pascua, con el objetivo de desvincular la recreación de la Semana Santa. «Creemos que puede ser más oportuno alejarnos del dramatismo que exigen las procesiones y fiestas religiosas y centrarnos más en el Domingo de Resurrección, en donde se justifican más los actos lúdicos. Además, la solicitud de los diezmos tenía lugar este día», explicaba el primer edil.


El acto central tuvo lugar ayer con el nombramiento del profesor Esteban Escusa como nuevo comendador y la espectacular subida por la noche al castillo, en la que trescientas personas desfilaron iluminando el camino con antorchas. Las órdenes militares, con la de Montegaudio –la de más importancia– a la cabeza, recorrieron el trecho que separa el pueblo de los restos de la fortaleza acompañados con el estruendo de los tambores y bombos de la Asociación ‘Tierra roja’. Previamente se plantó un chopo en la plaza de la Iglesia, que hoy por la mañana será talado.


Esteban Escusa leyó un pregón cargado de actualidad sobre la agricultura y ganadería de la zona, un sector que presenta muchos aspectos similares a los de ahora, según recordó el alcalde, «como el hecho de que en el Medievo se otorgaban a los campesinos derechos para fomentar el asentamiento en los territorios del entorno».

La enterrada viva

Como toda recreación teatral que se precie, la Subida a la Encomienda también cuenta con su leyenda: ‘La enterrada viva’, que se representó ayer en escenarios naturales. El alcalde Francisco Abril señalaba que la leyenda está recogida en las transcripciones del notario Yagüe de Salas. «Es –explicó– la que antecede a la historia de los Amantes, en un volumen que se encuentra en la biblioteca de Barcelona».


La leyenda relata las infidelidades de la esposa de don Rodrigo con el rey moro de Cabañas, un hecho que desemboca en una cruenta batalla. Abril explica que la Subida a la Encomienda tiene vinculaciones con la leyenda de los Amantes a través de la rama de la familia Marcilla que habitó en la baronía de Escriche, un enclave próximo a la capital.