Ganadería

Los ganaderos del Matarraña temen que los controles de purines les obliguen a cerrar

La DGA limitará el uso de este residuo como fertilizante en Fuentespalda, Peñarroya y Monroyo, con 71 granjas.

Pedro Sancho, su mujer y su hijo, con dos empleados ?detrás? de su granja en Fuentespalda
Los ganaderos del Matarraña temen que los controles de purines les obliguen a cerrar
HERALDO

Teruel. La inquietud y la preocupación se han apoderado de los ganaderos de Fuentespalda, Peñarroya de Tastavins y Monroyo, tres municipios de la comarca del Matarraña en los que se encuentra la mayor concentración de explotaciones de porcino de toda la provincia de Teruel. Advierten de que la propuesta del Gobierno aragonés de incluir las localidades en el mapa de zonas vulnerables debido al exceso de purines en los campos agrícolas podría traducirse a corto plazo «en el cierre de muchas granjas».


La resolución de la DGA, en fase de borrador y respondida por ayuntamientos y sindicatos agrarios, lleva consigo una mayor limitación del uso de purines como fertilizante y más control sobre este vertido. Contempla que el ganadero lleve un libro de registro en el que anotar dónde y qué cantidad de residuos echa en cada campo, además de reducir casi a la mitad la utilización de este abono. El plan establece además en qué época agrícola, en qué cultivos y en qué condiciones debe verterse el purín y obliga a acondicionar depósitos que permitan un almacenaje de los excrementos durante cuatro meses.


El jefe de Servicio de Recursos Agrícolas de la DGA, José Luis Palomero, explicó que la declaración de un término municipal como zona vulnerable solo pretende frenar la contaminación de los acuíferos con nitratos procedentes de fertilizantes, de acuerdo a una normativa europea que ha hecho suya el Gobierno aragonés y que persigue evitar riesgos para la salud humana. Señaló que, de hecho, en Fuentespalda, Peñarroya y Monroyo, se han detectado masas de agua con más de 50 partes por millón de nitratos, el límite que dispara las alarmas y fija la necesidad de adoptar medidas.


La misma fuente destacó que, con más de 70 explotaciones de porcino y un total de 76.000 cabezas de cerdos, entre los 3 municipios se generan 5 veces más cantidad de purín que la que pueden absorber los campos agrícolas de ese territorio. En concreto, el excedente se eleva a 530.000 kilos anuales.


«Hacen falta soluciones»

Ganaderos y ayuntamientos reclaman soluciones que permitan acabar con la contaminación de los acuíferos sin que resulten perjudicadas las explotaciones, ya que el sector porcino es uno de los puntales económicos de la zona. La alcaldesa de Fuentespalda, María del Carmen Agud, denunció que la normativa de la DGA «solo establece prohibiciones para los ganaderos, pero no ofrece alternativas». A su juicio, la creación de regadíos, que potenciarían la agricultura permitiendo la utilización de una mayor cantidad de purines, sería una salida al problema.


Otra solución es la depuración de los vertidos, pero las dos instalaciones creadas con este fin en el Matarraña –en Peñarroya de Tastavins y en Valderrobres– están paradas por su alto coste energético. Además, como destaca Agud, el transporte de los purines hasta las depuradoras resulta complejo y caro, por lo que, si un día entran en funcionamiento ambas plantas de eliminación, deberían subvencionarse los desplazamientos.


El alcalde de Peñarroya de Tastavins –donde hay 40 granjas–, Francisco Esteve, reclamó la inmediata puesta en marcha de la depuradora. «Sin esa planta no podremos seguir viviendo de la ganadería porcina», indicó. Agregó que, si bien sabía que tarde o temprano llegaría la declaración de zona vulnerable, esta medida «es muy grave» para la zona.


María del Carmen Agud mostró su confianza en que el consejero de Agricultura, Modesto Lobón, con quien ha mantenido conversaciones, se sensibilice con el problema y encuentre una solución. «Si se va un granjero, se va el bar y se va la escuela. Todos vivimos de la ganadería», dijo.