Una recompensa de mil euros por recuperar a un perro es un estímulo económico que no suele estar a la orden del día en estos tiempos de penuria. Pero, aun con este premio en metálico, María José Aguilar, todavía no ha dado con ninguna pista de Miki, su perro chihuahua, de un año, que desapareció el viernes a las puertas de su domicilio y del bar que regenta, en Jarque de la Val.

Desde entonces, la tristeza ha invadido su casa, por lo que no ha dudado en ofrecer una recompensa más que atractiva. "Es que Miki es como de la familia –se justifica María José–, y lo queríamos tantísimo que estamos dispuestos a pagar ese dinero por volver a tenerlo en casa". Afirma que este gesto generoso no ha sido comprendido por todos en el pueblo. "Hay personas que no entienden nuestro dolor –explica–, ni el amor que se puede sentir por un animal, pero el cariño que nos trasmitía a todos los miembros de la familia se ha convertido en una necesidad".

(Más información en la edición impresa de HERALDO DE ARAGÓN)