VANDALISMO

El Ayuntamiento instalará cámaras para vigilar el ascensor de San Julián y cortar el vandalismo

Reparar los destrozos del miércoles costará más de 1.000 euros y obligará a detener el funcionamiento varias horas.

Dos operarios toman medidas para reponer el cristal de la caja del ascensor roto de un botellazo.
El Ayuntamiento instalará cámaras para vigilar el ascensor de San Julián y cortar el vandalismo
R. VILLéN

Reparar los destrozos causados por actos de vandalismo en la madrugada del pasado miércoles en el ascensor que conecta San Julián con el Centro Histórico de Teruel costará más de 1.000 euros. El elevador, que entró en servicio el pasado día 26 de septiembre y será inaugurado oficialmente el próximo martes, no ha dejado de funcionar a pesar de los destrozos. Sin embargo, deberá permanecer entre dos y tres horas parado para proceder a la reparación de los daños, una operación prevista para hoy.


El incidente ha indignado a los vecinos de San Julián, que reivindicaron durante años este equipamiento, construido con una inversión de 1,5 millones de euros aportados íntegramente por la DGA. Para evitar que se repitan hechos similares, el Ayuntamiento solicitará autorización a la Comisión de Garantías de Videovigilancia, dependiente de la Delegación del Gobierno, para instalar una cámara de vigilancia. Además de controlar el ascensor, se controlarán las laderas del entorno y la plataforma superior de la estación de autobuses, espacios muy habituales para el botellón los fines de semana y vísperas de festivos.


El teniente de alcalde y concejal delegado de la Policía Local, José Miguel Hernando, explicó que el Ayuntamiento ya intentó montar una cámara para vigilar el ascensor y sus alrededores, pero la solicitud fue denegada por la Comisión de Garantías por entender que podría ir en detrimento de la privacidad de los vecinos de las casas cercanas. Adelantó que, teniendo en cuenta los destrozos registrados en el ascensor, repetirá la solicitud y espera tener una respuesta positiva. Aseguró que hay soluciones técnicas para respetar la intimidad de los residentes en viviendas cercanas.


Hernando explicó que, además de supervisar el funcionamiento del ascensor, la cámara puede evitar la extendida práctica asociada al botellón de lanzar botellas desde la ladera de la estación de autobuses contra los tejados de las casas cercanas. El concejal se mostró dispuesto a atender las demandas vecinales de más presencia policial, pero advirtió de que el Ayuntamiento carece de policía para vigilar los numerosos puntos en los que se practica el botellón y apeló a la «colaboración ciudadana» para detener a los autores de actos vandálicos.


El alcalde, Manuel Blasco, se mostró muy molesto por los destrozos. «Es un hecho que me cabrea mucho», reconoció, al tiempo que admitió que será difícil identificar a los responsables. Aclaró, no obstante, que Teruel es, en general, una ciudad «tranquila». El Ayuntamiento tendrá que afrontar el pago de los daños porque el elevador no está todavía asegurado. Blasco informó de que el Consistorio no recibió hasta ayer formalmente la obra.


El gerente de la empresa encargada de reponer los cristales rotos, José María Galindo, explicó que los gamberros se tuvieron que emplear a fondo para romper la vidriera de la barandilla de acceso al ascensor. Se trata de materiales de seguridad especialmente resistentes. A su juicio, el autor o autores actuaron «a mala leche».


El presidente de la Asociación de Vecinos de San Julián, José Polo, reclamó para los autores, si son identificados, «la máxima sanción posible y, además, que no sea permutable por servicios a la comunidad». Polo abogó por actuar con contundencia para acabar de raíz con actitudes que van en detrimento del equipamiento de la ciudad. Polo anunció que la asociación vecinal intentará averiguar quién hizo los destrozos y, si lo consigue, lo denunciará ante la Policía. Además, pedirá por escrito la instalación de cámaras de vigilancia como medida disuasoria de vandalismo. Una usuaria avaló la postura del dirigente vecinal y advirtió, mientras observaba los destrozos, que «como no lo vigilen, el ascensor estará hecho polvo en dos días».


Aunque los daños del pasado miércoles no han afectado al funcionamiento del elevador, desde la empresa encargada de su mantenimiento, Otis, señalaron que para reparar los vidrios tendrá que dejar de funcionar una de las dos cabinas varias horas.