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Un pedazo de Teruel en Túnez

Raja Bahri, una catedrática tunecina experta en moriscos, será la pregonera de la Bodas de Isabel de Segura. «La Universidad de Túnez está cerrada porque tienen miedo a que haya disturbios».

Raja Bahri imparte Civilización en la Universidad de Manouba.
Un pedazo de Teruel en Túnez
R. B.

«En Túnez se conserva todavía la huella de la aportación española a través de los moriscos. Hay muchos nombres, palabras y arquitectura derivados de su cultura». La catedrática tunecina Raja Bahri, especialista en la España musulmana y la Inquisición y, además, miembro de la real Academia de Historia de Madrid, será en el mes de febrero la próxima pregonera de la fiesta de las Bodas de Isabel de Teruel, la recreación teatral en escenarios reales de la leyenda de los Amantes.


Es un cometido, más lúdico de los que habitualmente protagoniza cuando asiste en España a sesudos congresos, que le hace especial ilusión. De hecho, ya tiene el modelo que lucirá cuando pronuncie su pregón, desde el balcón del Museo Provincial turolense. «Es un traje típico español que todavía se lleva en algunos pueblos de Túnez», comenta, mientras describe un chaleco y un pantalón ancho, a los que piensa acompañar con algún abrigo. «Porque en Teruel hace mucho frío, no?», pregunta.


Habla por teléfono desde su casa, ya que la Universidad de Manouba, en cuya Facultad de Letras, Artes y Humanidades imparte la asignatura de Civilización, lleva cerrada una semana y permanecerá en esta misma situación quince días más a causa de situación vivida en el país tras la caída del dictador Ben Alí. «Es que tienen miedo a que haya disturbios y problemas», razona para explicar la paralización de la vida académica en todo el país.


Raja Bahri no ha estado nunca en Teruel, pero conoce su historia. Ha invertido mucho tiempo en un trabajo de investigación sobre los procesos seguidos por la Inquisición contra dos musulmanes que vivían en el siglo XVI en dos calles de la ciudad turolense. Explica que las bodas medievales españolas, como la que se recrea en la fiesta de los Amantes que tendrá lugar en la capital turolense, se celebraban en Túnez hasta los años setenta. «Yo todavía las recuerdo», asegura, tras señalar que los vestigios de la cultura española en su país son constantes. «En la arquitectura, por ejemplo, está claramente impresa la huella mudéjar. Curiosamente, nosotros denominamos teja española a la que ustedes llaman allí teja árabe».


Es precisamente en esta estrecha relación entre las culturas de ambos países en la que se va a basar su pregón, un discurso que marcará el inicio de las Bodas de Isabel de Segura. La fiesta, una inmersión en el pasado medieval de Teruel, se desarrolla en la calle durante cuatro días.

 

Un nuevo despertar

La catedrática se muestra esperanzada con el rumbo que a partir de ahora pueda tomar Túnez y considera que tiene ante sí una nueva perspectiva de futuro con el cambio operado en el equipo de gobierno. «La rebelión se ha hecho de forma espontánea. Ha sido impresionante. Y lo más bonito es la unión popular; que todos hablamos un mismo lenguaje; de la libertad de expresión y de la democracia». «Creo -matiza- que hemos ganado la democracia sin armas».


A pesar de vivir en una especie de continuo toque de queda -a partir de las ocho de la tarde, no se puede salir a la calle y a las dos y media todas las tiendas e instituciones cierran sus puertas-, Raja Bahri no puede por menos que alegrarse de la ruptura con el antiguo gobierno. «Ha habido un gran cambio. Ahora, todos pueden expresarse; antes, existía un auténtico régimen policiaco en la Universidad. Siempre estaba vigilada por la guardia del presidente», comenta la docente.


«Yo comparo la situación anterior que teníamos en Túnez con la Inquisición -explica Bahri, haciendo alusión a la temible institución española de la que es experta-. En este régimen policiaco hemos vivido 23 años». Cuenta que este movimiento insurrecto ha surgido, en cierta medida, por haber alcanzado los tunecinos un mayor nivel educativo: «Hay una población joven. El 70% tiene entre 15 y 50 años, con mayor nivel cultural y con acceso a internet a pesar de la censura».