En medio de una gran tensión, el centenar de trabajadores del matadero, que en estos momentos se encuentran con permisos retribuidos, tras haber finalizado el plazo del expediente de regulación de empleo al que estaban sujetos desde 2008, impidieron a los operarios la salida de maquinaria.

También entorpecieron los trabajos de la Cooperativa Esperanza del Jiloca, CEJI, cuyos responsables trataron sin éxito de sacar los 30.000 jamones que colgaban de una de las salas, cedidas por la empresa Pelbor.

Los trabajadores recibieron con preocupación la noticia del desmantelamiento del matadero y se mostraron dispuestos a permanecer ante las puertas del negocio durante toda la noche.

Para la plantilla, esta medida no vaticina buenos pronósticos, ya que los empleados consideran que el desalojo de la maquinaria necesaria para el normal funcionamiento del matadero "va encaminada más a cerrar que a reabrir las instalaciones".