PALEONTOLOGÍA

Aparecen en Alfambra fósiles de mamíferos de hace 10 millones de años

Un equipo de paleontólogos de Dinópolis investiga el ecosistema de aquella época.

Trabajos de excavación en Alfambra
Aparecen en Alfambra fósiles de mamíferos de hace 10 millones de años
J. ESCUDERO

Hace diez millones de años, cientos de antepasados de los caballos actuales pastaban en un entorno lacustre salpicado de pinos, robles, avellanos y abedules acechados por grupos de hienas. Los restos fosilizados de aquellos équidos primitivos afloran actualmente en la excavación que, desde el pasado día 9, lleva a cabo un equipo de paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico en un pequeño montículo cerca de la masía La Roma, de Alfambra.

En apenas una semana de trabajo, han aparecido huesos planos de una especie sin identificar, muelas de Hipparion -las cebras del Mioceno superior- y coprolitos -excrementos fósiles- de hienas. La localización de huesos de esta especie se ha convertido en el principal objetivo de la excavación, que afronta su quinta campaña. Aunque han aparecido numerosos coprolitos y algún diente en las investigaciones desarrolladas desde 2006 en el enclave, los huesos de este depredador se han mostrado esquivos hasta hoy.

El director de la Fundación Conjunto Paleontológico -la vertiente científica de Dinópolis-, Luis Alcalá, confía en la productividad del yacimiento para dar con los restos de las hienas o de otros carnívoros de aquel ecosistema "abierto", con poco arbolado. La investigación quiere profundizar en el conocimiento del Aragogal, un bóvido primitivo que se ha definido como 'la cabra de Aragón', una especie que se descubrió en el yacimiento de La Roma, a 500 metros del curso del río Alfambra.

Luis Alcalá destaca la riqueza del yacimiento de Alfambra y, sobre todo, la buena conservación de sus fósiles. "Salen huesos muy completos y, entre ellos, destaca un cráneo de Hipparion, una pieza que es muy rara de encontrar en cualquier otro lugar". Alcalá señala que, debido a la "inusual" abundancia de restos, la excavación avanza con mucha lentitud. Este año, tras agotar las capas fosilíferas de anteriores campañas, la investigación amplía la superficie. Ha habido que retirar dos metros de roca caliza y tierra superficiales a base de excavadora.

Alcalá admite que, pese a la abundancia de fósiles de mamíferos herbívoros -5.000 en total- el único vestigio de carnívoros son los coprolitos de las hienas. Las anteriores excavaciones sirvieron para identificar cuatro especies nuevas: un bóvido, un ciervo primitivo, un rinoceronte y un équido, el Hipparion laromae. Los ejemplares de esta última especie son los protagonistas absolutos del yacimiento al acaparar el 65% de todos los fósiles exhumados. Se trata de unos robustos antepasados del caballo que podían pesar entre 200 y 300 kilos.

Los coprolitos, además de informar sobre la presencia de hienas en el lugar hace 10 millones de años, han servido para reconstruir, a través de los granos de polen incrustados, la vegetación del entorno. Se trataba de un medio lacustre, con lluvias abundantes y árboles dispersos. Los restos de los animales quedaron atrapados en el fondo de un lago y allí iniciaron el proceso de folización

El ambiente es muy distinto al actual, con una vegetación reducida a arbustos. Además, lo que fue el fondo de un lago se ha convertido en la cima de un pequeño montículo. Durante dos semanas, entre 8 y 12 paleontólogos retirarán manualmente la tierra del estrato correspondiente a la capa fosilífera en busca de piezas para reconstruir el rompecabezas del esqueleto del Aragogal.