AJEDREZ

La conexión argentina

El Club Teruel-Ibercaja ha recurrido tradicionalmente a ajedrecistas de Argentina para incrementar su potencial. Sin embargo, en 2010 ha tenido que renunciar a este refuerzo.

Simultáneas organizadas por el Club Ibercaja en la plaza del Torico con motivo de La Vaquilla
La conexión argentina
ANTONIO GARCÍA

El Club de Ajedrez Teruel-Ibercaja ha reforzado, tradicionalmente, su potencial y también su labor pedagógica con ajedrecistas argentinos con el título de maestro internacional. Su papel fue decisivo para aupar al equipo a los primeros puestos de la máxima categoría aragonesa. Su principal logró fue el sexto puesto cosechado en 2003, de la mano del argentino Claudio Minzer, pero también tenían la misma procedencia otros refuerzos, como Fernando Grava, Alonso Ibarbia o Agustín Bonaveri.


Sin embargo, la colaboración de jugadores de prestigio procedentes de Argentina tocó a su fin en 2009 y el potencial competitivo se resintió porque su participación aseguraba o daba muchas opciones de victoria en el primer tablero, de los cuatro en disputa en cada jornada del campeonato. La principal consecuencia será la pérdida de la máxima categoría aragonesa desde los orígenes del club, hace ya un cuarto de siglo.


El director de la escuela de ajedrez y directivo del club, David Gil, explica que, en la última temporada, con 32 equipos en competición, Teruel se quedó en el puesto 20, lo que le deja fuera de la recién creada liga preferente, a la que solo han accedido los 16 mejores. Gil reconoce que el equipo ha perdido mucha competitividad porque el salto de calidad de un maestro internacional profesional o semiprofesional a un jugador aficionado es abismal. Pero señala que el club “no se podía permitir” la continuidad del ‘refuerzo’ argentino. En la vertiente formativa, suple su ausencia con un mayor aprovechamiento de Internet, aunque en el apartado competitivo no hay, de momento, alternativa. Una situación que contrasta con la de otros equipos de la élite aragonesa, con dos o tres profesionales en sus filas.


El club se va a volcar en el trabajo con la cantera y, en concreto, con la escuela municipal de ajedrez en la que se forman 25 chicos -las chicas son la excepción- con edades comprendidas entre 7 y 14 años. David Gil muestra su satisfacción por la respuesta entusiasta de los niños cuando se enganchan al juego. “Los críos juegan y se divierten” con el ajedrez, concluye. La formación de ajedrecistas de alto nivel a partir de la base es, no obstante, especialmente complicado en Teruel debido a la diáspora que se produce a partir de los 18 años por la marcha a universidades de otras ciudades.


El responsable de la escuela de ajedrez explica que, tras ocho o diez años de formación continuada, los jóvenes ajedrecistas “se van fuera a estudiar. Es una pena”. Es una losa que frena el progreso del ajedrez turolense y de otras especialidades deportivas.


Aunque el equipo cuenta con 50 socios, solo 10 forman parte del equipo que compite en Aragón. El resto son aficionados que, en función del tiempo libre y de su interés, se acercan esporádicamente a jugar alguna partida o participar en torneos locales.


También en el ajedrez, Internet ha provocado una auténtica revolución. Los aficionados pueden elegir entre una amplia oferta de partidas, que abarcan todos los niveles competitivos y, además, con la posibilidad de elegir horarios y sin salir de casa. David Gil reconoce que, por Internet, se puede disputar una partida “casi igual que presencialmente”. Por eso de los 50 socios, solo una veintena acude habitualmente a la sede del club, situada en un local municipal del complejo deportivo de San Fernando.


La utilización de Internet ha provocado una caída de la inscripción en el Club Ibercaja, que, además de la posibilidad de disputar una partida, dispone de una biblioteca ajedrecista, sobre todo para jóvenes.