TERUEL

Albarracín recuperará el tramo de muralla islámico menos conocido

El lienzo, que se levanta sobre el meandro del río, corre riesgo de desprendimientos.

El tramo en el que intervendrá la Fundación presenta un estado de gran deterioro.
Albarracín recuperará el tramo de muralla islámico menos conocido
ANTONIO GARCíA

La Fundación Santa María de Albarracín acometerá en breve la recuperación del tramo de muralla menos conocido y correspondiente al primer asentamiento de la ciudad. Se trata de un lienzo de más de un centenar de metros de longitud que se sitúa bordeando el extremo oeste del meandro del río Guadalaviar, y cuyo estado de degradación es de tal magnitud que corre grave riesgo de desprendimientos.

La intervención, que ya ha obtenido todos los permisos, está a la espera únicamente de la firma de un convenio con la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón, organismo que financiará los trabajos. Estos se llevarán a cabo en dos fases.

El gerente de la Fundación, Antonio Jiménez, explicó que el lienzo que será objeto de la actuación de Patrimonio no es tan conocido como el resto del recinto que rodea la ciudad porque una buena parte del mismo se mantiene prácticamente oculto por una maraña de vegetación. Pese ello, su recuperación se considera de gran necesidad por el peligro de desplome, y por tratarse de una construcción cuyos orígenes datarían de entre los siglos X y XI, en época islámica. Antonio Jiménez espera que las catas arqueológicas previas a la restauración ofrezcan gratas sorpresas, como la localización de elementos de su primera etapa, ya que la mayoría de los restos conservados corresponden a reformas y recrecimientos de los siglos XVII y XVIII.

La primera fase del proyecto, que comenzará dentro de pocas semanas, se centrará en un tramo comprendido entre la parte posterior de la catedral y el torreón del castillo, una muralla de más de diez metros de longitud que, a juicio de Jiménez, es la que peor estado de conservación presenta. "Ha crecido mucha vegetación entre los sillares y se aprecia una profunda inclinación", reconocía el gerente de la Fundación.

Según agregó, el lienzo que bordea el meandro es, en su conjunto, basante inestable, "como lo demuestran el contrafuerte que se levantó para sujetar la muralla". "Se ha convertido -continuaba- en un muro de contención de las aguas de lluvia que se filtran y presionan esos muros. Los arrastres se convierten en cuñas que presionan sobre ella".

La solución no se contempla fácil. Jiménez dice que el arquitecto que ejecutará el proyecto, Pedro Ponce, es partidario "de desestabilizar lo menos posible los materiales" que integran los muros. "Lo importante -explica- es hacer un sistema de drenaje del agua de lluvia para evitar que siga presionando".

La segunda fase de las obras, que, según las previsiones, se acometerá en el año 2011, afectará a un trazado de alrededor de un centenar de metros de longitud situado entre la fachada posterior del museo y el aparcamiento municipal, en el límite de la Torre Blanca. El gerente de la Fundación asegura que su estado no está mucho mejor que el primer tramo. A su degradación han contribuido los setos y árboles que se plantaron en épocas recientes y cuyas raíces tienden a desestabilizar la muralla. "Tendremos que plantear la posible eliminación de esta vegetación", admitió Jiménez.

Ambas intervenciones contarán con un presupuesto de 270.000 euros, que será aportado en tres anualidades. Desde la Fundación Santa María pretenden que la primera actuación se comparta con la recuperación de los arcos de arenisca del pórtico de entrada al Palacio Episcopal. Antonio Jiménez alertó del deterioro que sufre este elemento arquitectónico, "muy necesitado de una intervención".

El gerente confía en que la colaboración con la Dirección General de Patrimonio continúe en futuros proyectos, de manera que se pueda acometer la reforma de la muralla que bordea la zona sur del meandro. Patrimonio ya participó hace unos años en la restauración del torreón del castillo.