TERUEL

Una fiesta en Beceite cierra definitivamente las heridas por el agua en el Matarraña

Regantes y ecologistas se unieron ayer en un homenaje al diálogo hidráulico, tras las luchas de hace una década.

Los vecinos plantaron un olivo, enterrando junto a sus raíces escritos con deseos de futuro
Una fiesta en Beceite cierra definitivamente las heridas por el agua en el Matarraña
JAVIER ZARDOYA

Una de las primeras visitas que realizó Marcelino Iglesias tras ser investido presidente del Gobierno de Aragón en 1999 fue a la caseta de bombeo de Beceite, un símbolo que durante décadas significó el desencuentro entre usuarios, ecologistas y vecinos de todos los pueblos por los que discurre el Matarraña. Ayer, más de una década después, la vieja caseta ya no existe y su lugar lo ocupa actualmente un mirador que se alza sobre un pequeño azud en el Matarraña.

 

Quizá por los más de diez años transcurridos entre una visita y otra, ayer se vertieron algunas lágrimas sobre Beceite. Fueron lágrimas de alegría y de muchos recuerdos, más que de dolor. Con una fiesta homenaje al diálogo hidráulico, la cuenca del Matarraña ponía fin a un conflicto de varias décadas y que parecía irresoluble. "El gusto amargo de los conflictos y desencuentros ya no se repetirá; hemos dado un ejemplo a Aragón y a toda España de que con diálogo se pueden solucionar los problemas más difíciles", apuntó al numeroso público asistente el alcalde de Beceite, Alberto Moragrega. Apenas unos minutos después, un vecino empuñó una guitarra y se arrancó con una jota en catalán que desmenuzaba los viejos problemas que habían enfrentado durante años a regantes, ecologistas y vecinos de varias localidades de la cuenca.

 

No fue la única música que sonó a orillas del Matarraña; la Coral de Beceite entonó una canción mientras un vecino plantaba un olivo en el lugar, enterrando en sus raíces escritos con deseos para el futuro elaborados por los participantes en la mesa del diálogo. Fruto de estas conversaciones, que arrancaron en 1999 con los llamados acuerdos de Fabara, pudieron celebrar ayer todas las partes anteriormente enfrentadas un hito pionero en España en materia hidráulica. "En estos momentos me acuerdo de Pilar Blanc; ella me enseñó y nos hizo comprender que entonces solo defendía su agua y su tierra", afirmó José María Puyol, presidente de la Junta Central de Usuarios de la Cuenca del Matarraña y Afluentes.

Diálogo contra trasvase

El recuerdo de Blanc, que encabezó un movimiento vecinal de oposición al bombeo que entre 1995 y 1997 llevó agua desde la confluencia de los ríos Ulldemó y Matarraña hasta el Pantano de Pena, estuvo presente en el ambiente en todo momento. De hecho, el propio presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Rafael Romeo, indicó que la puesta en marcha de mecanismos de diálogo en torno al agua en el Matarraña habían hecho cambiar a la Administración en su forma de trabajar en el territorio y "empezar a contar con todos los agentes implicados".

 

Ese diálogo, que sin duda ayer fue la palabra más repetida en Beceite, fructificó en acuerdos gracias a "meternos en el pellejo del otro", explicó gráficamente Ignacio Belanche, presidente de la Plataforma en Defensa del Matarraña, una asociación ecologista que ha luchado durante años por la potencialidad ecológica del río.

 

El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, que presidió el acto, felicitó a los asistentes por "su esfuerzo" y reivindicó "a la gente de la frontera, que sabe llegar a acuerdos y desecha los dogmatismos", en referencia al trasvase del Ebro al Levante, "que algunos todavía reivindican".