PATRIMONIO

Castelnou cierra su iglesia que amenaza ruina y cuya restauración no puede financiar

Las ceremonias religiosas de las próximas fiestas de San Valero serán las últimas que se celebren en el templo.

El Ayuntamiento de Castelnou se ha visto obligado a cerrar la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción debido al deterioro que sufre el edificio, que data del siglo XVIII.

 

El alcalde del municipio, José Miguel Esteruelas, ha anunciado que "las próximas fiestas de San Valero serán las últimas que se celebren en el templo. Ahora ya estamos buscando un local que sirva de sustituto, porque la situación es insostenible". Esteruelas no pudo ocultar su pesar ya que son muchos años los que llevan clamando por su reforma en el pueblo. "Hemos llamado en incontables ocasiones con el proyecto debajo del brazo a la Administración y no han hecho caso. Al final, la iglesia ya supone un peligro para los vecinos".

 

Desde que se comenzó a pedir la recuperación del templo se han redactado varios proyectos. El último de ellos cuenta con un presupuesto de 475.550 euros para hacer frente a los trabajos. Los problemas que presenta el edificio son varios y están causados, principalmente, por su ubicación en un cerro sobre el río.

 

Esto hace que la humedad sea ascendente desde el suelo y provoque afecciones en muros y paredes, lo que hace que las grietas sean cada vez más pronunciadas. Estas fisuras se ven, tanto desde cualquier parte del interior como en las fachadas, principalmente en la trasera, la que se orienta al río. Así, la aparición de brechas hace que el agua de lluvia sea absorbida por los muros y que toda la mampostería también esté descompuesta.

 

Como consecuencia de las humedades y la creación de las grietas, la estructura de la iglesia presenta una pronunciada deformación que hace que los desprendimientos sean comunes, y precisamente hace unas semanas cayó una enorme roca a la ladera del cauce.

 

Tanto es el temor, que el vecino que comparte tabique con el templo en la plaza de la Iglesia, ha optado por proteger parte de su tejado con un somier con la intención de que amortigüe el golpe en caso de que alguna teja o piedra caiga en su vivienda.

 

En el interior, el coro está sujeto a la planta calle con un puntal y el techo de la Sacristía está asentado con otros once. La reforma de la iglesia incluye varias demoliciones, entre ellas, las de la cubierta de teja árabe ya que se sustenta sobre tablero y vigas de madera. La iglesia, además de otras intervenciones, necesita una buena inyección de hormigón armado y una correcta impermeabilización que frene el avance de la humedad. La puerta de entrada también se sustituiría, la fachada que hace de portada sería reformada y, además, el templo debería estar provisto de rejas y redes antipalomas.

 

Todas las iglesias de la Comarca del Bajo Martín han sido reformadas o están en proceso de serlo. "A veces no se puede evitar sentir un poco de envidia porque ves que todas las iglesias de alrededor están siendo arregladas. ¿La nuestra por qué no?", se lamentó Esteruelas. La iglesia tiene una historia humana detrás. "Los vecinos le tienen mucho cariño, además de por ser el templo del pueblo, porque el retablo lo reconstruyeron entre todos después de la Guerra Civil", apuntó el alcalde.

 

De hecho, los mayores se han vuelto más nostálgicos desde que conocieron la noticia. "Mi padre, cuando quemaron la iglesia, compró la imagen de San Antonio y luego la donó a la parroquia. Yo tenía unos diez años pero me acuerdo bien", comentó Apolinar Ornaque.

 

Los vecinos consideran que si el riesgo existe se debe cerrar. "Me acuerdo cuando hicieron el retablo y traíamos el agua del río hasta allá arriba con cántaros y cubos. Todo a mano", explicaba otra vecina, Carmina Galicia.