TERUEL

"Me caí tres veces por agotamiento y pasé la noche bajo un pino"

Un buscador de setas de 64 años y con problemas de salud soportó una noche al raso con heladas de hasta 5 grados bajo cero. Fue localizado en buen estado, pero desfallecido.

Juan Martínez -a la derecha-, con un amigo, al abandonar el centro de salud de Mora, donde confirmó su buen estado de salud.
"Me caí tres veces por agotamiento y pasé la noche bajo un pino"
ANTONIO GARCÍA

Un vecino de Betxí (Castellón) de 64 años, Juan Martínez, pasó la noche del jueves al viernes acurrucado bajo un árbol en un monte de Valdelinares a cinco grados bajo cero tras extraviarse mientras buscaba setas. A pesar de las difíciles condiciones meteorológicas que tuvo que soportar -a las 6.00 de ayer empezó a nevar también- y de su delicado estado de salud fue localizado sano y salvo, aunque desfallecido. Martínez explicó, tras pasar una revisión médica en el Centro de Salud de Mora de Rubielos que confirmó su buen estado de salud general, que, a las 14.00 del jueves, cuando se disponía a regresar al coche en el que había llegado al bosque en compañía de tres amigos, se desorientó y se extravió. Deambuló por los pinares durante horas intentando orientarse por la posición del sol hasta que el cansancio le agotó. "Me caí al suelo tres veces desfallecido -relató- y decidí pasar la noche cobijado bajo un pino".

 

Aunque no iba bien abrigado -vestía un chaleco acolchado, camisa de franela y pantalón de chándal- y a pesar del mal tiempo imperante, aseguró que no pasó mucho frío. "No ha sido para tanto. Me he subido las solapas del chaleco y he puesto la cabeza dentro de la cesta que llevaba para las setas. Solo he tenido un poco de frío en los pies, pero porque nunca llevo calcetines". Las pruebas médicas confirmaron su buen estado de salud. "Todo ha salido bien: el corazón, la tensión y el azúcar", comentó satisfecho al abandonar la consulta. A la puerta le esperaba un compañero de excursión, Paulino Lafuente, que reconoció que el estado de su amigo era mejor de lo previsible. "No me lo esperaba encontrar tan bien", admitió.

 

Juan Martínez, todavía con paso inseguro debido al cansancio, recordó ayer que, al amanecer y notar que empezaba a nevar, decidió reemprender la marcha en busca de ayuda. Siguiendo las marcas que habían dejado sobre la nevada -que alcanzó un espesor de cinco centímetros- los coches que le buscaban en la pista que une Valdelinares y Fortanete, se tropezó con unos voluntarios de Protección Civil. A pesar de sus problemas de salud -sufre sordera, diabetes y fue sometido hace poco más de un mes a una complicada intervención quirúrgica-, se mostraba lúcido y optimista al llegar al consultorio de Rubielos, su primera parada tras ser rescatado y de donde fue derivado al Centro de Salud de Mora.

 

Recordó que, debido a sus achaques, procura no alejarse mucho de los caminos cuando va a buscar setas. Sin embargo, el jueves se desorientó y "no sabía ni donde estaba el coche ni dónde estaba yo. Me dirigí al vehículo pero ya no pude encontrarlo". Aunque aseguró no haber pasado mucho frío, apenas pudo pegar ojo en toda la noche: "Si he dormido, habrá sido muy poco".

 

El miembro de la agrupación de Protección Civil de Gúdar-Javalambre que localizó al buscador extraviado, Jerónimo Gargallo, reconoció que, tras una noche de frío intenso a 1.900 metros de altura, cuando el dispositivo de búsqueda se reanudó ayer sus integrantes se temieron "lo peor". Afortunadamente, se equivocaron y a las 10.00 Juan Martínez fue localizado en el paraje de Tarrascón, a 5 kilómetros de Valdelinares, en buen estado.

 

"Le costaba andar por el frío y las piernas le flaqueaban", recordó Gargallo. Le subieron al coche de Protección Civil, le dieron bebida y comida, y "se recuperó un poco". El voluntario explicó que la búsqueda se alargó el máximo tiempo posible la noche del jueves debido al mal tiempo y a la precaria salud del hombre extraviado, pero la meteorología adversa -también soplaba el viento- dificultaba el trabajo.

 

Casos como el de Juan Martínez se repiten cada otoño en las sierras turolenses con motivo de la campaña de recogida de setas, cuando miles de aficionados a su recolección se dispersan por el monte en busca, sobre todo, de los preciados robellones. Algunos años, la búsqueda ha terminado trágicamente con la localización de los desaparecidos fallecidos como consecuencia de accidentes o por causas naturales, una circunstancia que en 2008 se dio tres veces.