TERUEL

Tres años de cárcel para un hombre que, ebrio, acuchilló a otro en la cabeza tras una discusión

La víctima llegó al hospital con la hoja del arma alojada en la cavidad craneal y tardó casi seis meses en curarse

Ramón Díaz Heredia, entre su esposa y su abogado, ayer, antes del juicio en su contra.
Tres años de cárcel para un hombre que, ebrio, acuchilló a otro en la cabeza tras una discusión
JORGE ESCUDERO

La Audiencia Provincial de Teruel condenó ayer a tres años de prisión a un vecino de la capital turolense, Ramón Díaz Heredia, que en mayo de 2006 hirió gravemente a otro hombre, amigo suyo, Pascual Yuste -entonces, de 37 años-, tras haber mantenido ambos una fuerte discusión en un bar del barrio del Arrabal, la zona en la que los dos residían. La víctima recibió varios navajazos en el cuello, en el abdomen y en las extremidades, que le hicieron perder el conocimiento. Además, Díaz Heredia le clavó a Pascual Yuste un cuchillo de cocina en la cabeza, concretamente en la sien izquierda, con tanta fuerza, que el mango del arma se rompió y la hoja quedó alojada en la cavidad craneal.

 

El herido llegó al hospital en estado muy grave. Pasó 30 días en la Unidad de Cuidados Intensivos, otros cuatro en la planta correspondiente y fueron necesarios cuatro meses más para que sanara. Sufrió parálisis facial, perdió la voz y le quedaron múltiples cicatrices por todo el cuerpo.

 

Hace seis meses, aproximadamente, Pascual Yuste murió por circunstancias ajenas al caso que ayer se juzgaba y han sido sus familiares más allegados quienes han ejercido en las últimas semanas la acusación particular.

 

El acusado reconoció ayer los hechos, lo que permitió a todas las partes personadas en el proceso judicial -Fiscalía, acusación particular y defensa- alcanzar un acuerdo sin necesidad de celebrar por completo la vista oral. Frente a los seis años de cárcel que pedía el Ministerio Público y los ocho que reclamaban los familiares de la víctima, el autor de los hechos, que ya cumplió 20 meses de prisión preventiva, fue condenado a tres años de reclusión por un delito de homicidio en grado de tentativa.

 

El Tribunal provincial estimó, tal y como proponían las partes, la atenuante muy cualificada de embriaguez y alteración en la percepción de la realidad. Además de la pena de cárcel, el agresor deberá indemnizar a la familia de Pascual Yuste con la cantidad de 11.000 euros.

Suspensión de la condena

El abogado del procesado, Manuel Lázaro, pedirá la suspensión de la condena al haberle sido diagnosticado a su representado por el médico forense un alcoholismo crónico y, asimismo, estar dispuesto su cliente a someterse a un tratamiento de desintoxicación. De hecho, Díaz Heredia está en proceso de rehabilitación y tiene un empleo. Si durante el periodo de aplazamiento de la ejecución de la sentencia el procesado no cometiese ningún otro delito y superara su adicción al alcohol, podría librarse de volver a ingresar en prisión.

 

La propia abogada de la acusación particular, Olga Sánchez, reconoció que la suspensión de la condena se entendería como una segunda oportunidad para él, "que nunca antes había delinquido y que padece desde temprana edad alcoholismo crónico y deficiencias socioculturales". La letrada añadió que el procesado tiene dos hijos pequeños y otro en camino.

 

Sobre las causas que motivaron la agresión, la acusación particular y la defensa no coinciden totalmente. La versión de la abogada de los familiares de la víctima apunta a que, sobre las once de la noche del cuatro de mayo de 2006, los dos hombres se encontraban en un bar del barrio cuando el agresor le pidió dinero a Pascual Yuste para poder jugar en una máquina tragaperras. Al parecer, la víctima se lo negó argumentando en voz alta que ya le debía una cantidad con anterioridad, un hecho que molestó mucho a Díaz Heredia.

 

Según la misma fuente, el ahora procesado siguió a Pascual Yuste hasta su casa y cuando este abría la puerta, le asestó varias puñaladas en el cuerpo con una navaja pequeña que llevaba. Tras entrar en la vivienda, el agresor cogió un cuchillo de la cocina y se lo clavó en la cabeza.

 

El letrado de la defensa explicó, por su parte, que los dos amigos empezaron a discutir en el bar, gritando y con insultos de por medio, sobre distintos temas, lo que motivó que el dueño del establecimiento los echara a ambos a la calle. De acuerdo a esta versión, el condenado siguió a Pascual Yuste, quien incluso podría haber pegado antes al acusado, "para pedirle explicaciones por su proceder". Manuel Lázaro añadió que los dos hombres estaban ebrios y que la discusión continuó en casa de Pascual, tal y como oyó una vecina.