Los grupos municipales de Teruel y la Asociación de Vecinos de San Julián defendieron ayer el proyecto del Ayuntamiento para construir un ascensor con base en la calle Rosario que salve el acusado desnivel entre el barrio de San Julián y el Centro Histórico. La Comisión de Patrimonio Cultural, aunque apoya la construcción de un enlace mecánico entre San Julián y el centro urbano, rechazó el pasado miércoles la ubicación pretendida por el Consistorio por su excesivo impacto visual. PP, PSOE, PAR y CHA respaldaron el emplazamiento previsto, aunque se mostraron abiertos a estudiar una modificación del diseño elegido para minimizar su incidencia en la imagen de la ciudad.

El alcalde, el aragonesista Miguel Ferrer, advirtió que los emplazamientos alternativos propuestos por Patrimonio -junto a la estación de autobuses y al lado del nuevo viaducto- tienen graves inconvenientes. Ferrer aclaró que los técnicos municipales estudiarán en profundidad las localizaciones sustitutorias para ver si son viables, sin descartar la ubicación propuesta inicialmente. Adelantó que el Consistorio presentará alegaciones al dictamen de la Comisión de Patrimonio.

La resolución de Patrimonio insta también al Ayuntamiento a analizar otros sistemas de conexión, como un tren cremallera o escaleras mecánicas. Según el alcalde, ambas opciones tienen también importantes dificultades técnicas al comportar intervenciones en la ladera que separa la ronda de Ambeles de San Julián, que es muy inestable.

El portavoz del grupo socialista -socio del PAR en el equipo de gobierno-, Pedro Joaquín Simón, apoyó también la ubicación inicial al entender que es la que mejores prestaciones ofrecería al barrio. Simón señaló que su grupo trabajará para buscar "soluciones técnicas" que reduzcan el impacto visual, pero sin renunciar a una conexión mecánica entre San Julián el Centro Histórico desde la calle Rosario. El edil añadió que el barrio arrastra la necesidad "histórica" de mejorar su enlace con el centro urbano.

La portavoz del PP, Emma Buj, consideró "lógico" emplazar la conexión mecánica entre San Julián y el centro urbano "en el lugar más cómodo para los vecinos porque, en caso contrario, puede construirse una gran infraestructura que apenas se utilice". Buj admitió, no obstante, que la unión del barrio con el Centro Histórico "no tiene por qué ser un ascensor. Podría consistir en una rampa o escaleras mecánicas". La concejala advirtió que el contratiempo surgido con Patrimonio puede retrasar el proyecto y "perjudicar a la ciudad".

El portavoz de CHA, Francisco Martín, consideró que el lugar elegido es el "idóneo" y la solución técnica elegida, "viable", aunque dejó abiertas las puertas a cambios que reduzcan el efecto visual. Martín cuestionó el criterio de Patrimonio para rechazar el proyecto porque, a su juicio, no mostró el mismo "interés" estético por otros proyectos, como las reformas de la Glorieta o de la plaza del Torico.

El presidente de la Asociación de Vecinos de San Julián, José Polo, manifestó la inquietud que ha generado en el barrio la posibilidad de que el proyecto del ascensor se paralice por los reparos de la Comisión de Patrimonio. Añadió que existe un compromiso de financiación por parte de la DGA que peligraría en caso de que las obras no se inicien en 2008. Polo afirmó que el emplazamiento previsto por el Ayuntamiento es el mejor para el barrio al estar situado en un punto equidistante de los extremos de San Julián.

El dirigente vecinal admitió que en una primera impresión el ascensor "impacta", pero puede convertirse en "un símbolo de modernidad para un barrio que entra en el siglo XXI con voluntad de desarrollarse". José Polo señaló que la instalación proyectada apenas será visible desde el Centro Histórico porque no sobresaldrá más de un metro de la rasante de la ronda de Ambeles. Añadió que se trata de una obra necesaria para el barrio, sobre todo para que la población de más edad pueda acceder al centro urbano con comodidad. "Se trata de un proyecto que ha ilusionado mucho a los vecinos", concluyó.